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Se dice que atraemos lo que decretamos, pero qué difícil es no sentir que eres una decepción cuando llevas más de medio año desempleado y sin atraer a ningún reclutador de talentos... Pensando, tal vez no tengo talento alguno.

Los últimos meses de mi vida han sido horripilantes, no se los deseo a nadie; las finanzas van mal, a la baja, mis estrategias andan fallas y para colmo, no puedo producir por cuenta propia porque el mundo entero está sufriendo del colapso. ¿Saben la cantidad de veces que mi mente ha querido traicionarme durante esta semana? Si lo supieran, entenderían por qué casi no estoy durmiendo, y qué pasa que siento tanto miedo del entorno.

Estoy solo, entre mis determinaciones estratégicas mentalicé que sería una buena idea mudarme a una ciudad cosmopolita en búsqueda de empleo; eso y el terrible calor de mi lugar de origen me hicieron salir corriendo. ¡Claro que puedo! ¡Claro que puedo! Me repetía mentalmente.

Imagínense el tamaño de mi decepción cuando, las razones por las que me mudé eran nulas, inexistentes. Yo había previsto incluso para este tiempo ya estar ganando dinero (sí, así es amigos, mi situación actual está al límite de lo extremo). Recientes cambios fueron de: Está bien, entonces sin trabajo no hay comida, sin comida no hay energía, sin energía... Bueno, ustedes me entienden, hasta la coherencia para redactar podría estarme fallando.

Recién leí en Internet un mensaje que reinterpreté y respondí a mi modo, el original hablaba del tiempo que dura un recuerdo de alguien en nuestras memorias, romanticismo al decantarse por la frase textual: "¿Me amarás al amanecer?" Mi contestación fue: «Somos efímeros. Tratando desde un inicio por instrucción de demostrar valía, de alcanzar supuestas "metas" y construirnos nuestro propio camino al éxito... Eso no existe, tanto como no existen los recuerdos y memorias, pues no perduran más allá del ínfimo instante que la humanidad va a habitar el planeta. Desde esa perspectiva, si toda la historia humana se puede resumir en un instante Universal, y cada vida no representa más allá de un grano de arena en la playa que es la civilización; un pensamiento es un destello en medio de un proceso cognitivo, so... Sí, será fácil amarte al amanecer, y podré contenerte en mi memoria entretanto que siga vivo.»

En fin, como les informo, me regresaré por donde he venido, sin logro alguno, sin experiencia mayor al horror de sentirme en medio de desolación constante; un momento con energía y optimismo, un rato después tras afrontar la realidad del rechazo reiterado, sumergido en miseria, ansiedad y desesperación. Con sus debidos colaterales: Dolores de cabeza, insomnio, mareos y una tristeza abismal que no me cabe en el cuerpo. Y sí, claro que sí, cualquiera puede venir a enviarme a terapia o recomendarme centenas de libros o experiencias espirituales; el punto es el mismo, estoy en medio de un agujero sin fondo tratando de agarrarme de la primera rama saliente que encuentro, y cuando creo tener la capacidad de levantarme y comenzar a subir a partir de ahí, se rompe y continúo cayendo.