Amar Es Estar
Empiezo a escribir esto a las seis con cincuenta de una mañana de lunes, inicio de semana de actividades on call. Me sorprende seguir aquí. El proyecto se terminó, a algunos compañeros los despidieron y a otros los movieron a distintos equipos. Yo permanezco, expectante, sin saber qué será de mí.
Este fin de semana abordé un par de cosas que me hicieron pensar bastante. Por ejemplo: me di cuenta de que tengo una habilidad casi mágica para desaparecer el dinero. No importa si tengo cien, mil o diez mil pesos; si me lo propongo, puedo gastarlo todo en un día. Y eso me llevó a una encrucijada emocional: ¿en dónde está mi Tercer Lugar?
O en otras palabras, ¿quién es mi Tercer Lugar?
Antes, pensar en alguien era ese lugar para mí. Pasar tiempo con una persona se había convertido en una instancia tanto emocional como física que le daba sentido a lo que ocurría alrededor de mi vida. Y a veces, me sentía presionado por ser también ese lugar para otros.
Entonces entendí por qué la gente se aferra a sus rutinas: gimnasios, iglesias, cafés, restaurantes, cines, videojuegos, redes sociales, centros de rehabilitación, círculos de ocio. Todos, de alguna forma, necesitamos conectar. Estar solos nos hace sentir incompletos, y hasta cierto punto, vacíos.
Eso busco al pasar las mañanas en el café los fines de semana: conectar. Por eso subo imágenes de mis idas al cine a las redes, para sentirme perteneciente. El mundo se sostiene sobre la interconexión. Y en ese pensamiento llego a una conclusión sencilla pero profunda: amar es estar.
No hay muestra de amor más grande que la presencia. Puedes regalar mil cosas, imitar los gustos de alguien para llenar sus ojos, obsesionarte con cada detalle de quien te atrae; pero si no estás ahí, si no eres una figura presente, no otorgas verdadero amor.
Amar es estar conmigo y que yo quiera estar contigo. No hablo solo del plano físico, sino también del mental y el emocional. Que cuando esa persona no esté, la cercanía se perciba en los mensajes, en las fotos, en los recuerdos. Que nada sea más gratificante que volver a encontrarse, sin importar el lugar, aunque sea una simple caminata o una hora de charla.
La persona que amas es el lugar.
Te quiero porque me quiero contigo.
Te deseo porque cuento los minutos para volver a tenerte cerca.
Te amo porque estar a tu lado se siente como un viaje interminable de felicidad.
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