Conciso
Uno de los consejos más útiles que me han dado en la vida también es uno de los que más comúnmente me cae como recordatorio: La mejor manera de superar el fracaso y el rechazo es seguir adelante. Ya está, pasó, fallaste, cometiste un error, no conseguiste tu objetivo, no le gustas, se fue, le desagradas, la razón que sea, el punto es no clavarse en ese lugar.
A veces cuesta, la verdad, principalmente a la hora de dejar que otras emociones se materialicen; por ejemplo, la vergüenza después de haberla golpeado en la cabeza sin querer con tu mano porque eres un monote corpulento. Haha. O bueno, cualquier cosa puede ser vergonzosa bajo ciertos criterios.
La realidad es que vine aquí a confesar que hay cosas, sucesos y actitudes en mi vida que me han convencido de que no puedo mirar a los ojos a ciertas personas; y me aparto, si no físicamente por cuestiones de fuerza mayor, sí intelectual, emocional y principalmente visualmente... Porque es literal, mis ojos siéndome ocasión de caer... Ya, mejor apartarlos por completo. Cerrarlos, desviar la mirada, encerrarme, lo que sea con tal de no tener que pasar por el filo de darme cuenta del juicio no verbal.
Tengo calor, mi cuarto se siente bastante caluroso en este momento. A penas recordé que el aire estaba apagado, así que se concentró el calor en este lugar. Aparte, me comí unas galletas, como que se me quitó el sueño y se me elevaron las calorías corporales. Todo en conjunto, hace sentido.
Parece que me quedé sin más palabras para hoy. Un texto pequeño, conciso y liberador. No más.
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