Velando

Es mitad de la noche, los vecinos incluso se han dormido ya, me encuentro en un terreno al que siempre me ha costado acostumbrarme; ése del cambio de horario mentado. Desde la primera vez que ha ocurrido, año tras año, mi cuerpo se ha visto resentido al menos durante los primeros días del abrupto movimiento que ocurre, y es que, parecerá broma, pero me sigo queriendo dormir tarde y el despertar me resulta una pesadilla una vez logrado alcanzar el sueño.

Qué decir de hoy, olvidé las llaves encerradas en el departamento al salir de compras, cuando tenía planes de trabajo establecidos, en cuenta estaba también el dejar limpio mi cuarto (única cosa que alcancé a hacer al final del día) además de concluir los pendientes de la señora Gaby y adentrarme en lo que David quiere que le brinde mi ayuda; dos errores que llevar durante la semana.

Y bueno, también el hecho de que no he podido terminar de leer un libro durante la semana en curso (ya van dos, de hecho), que si bien es cierto avancé ya durante dos semanas con tres lecturas simultáneamente, me queda la inquietud de no saber si podré leerlos durante la que acaba de comenzar. Aunado a eso está la presión de la urgencia por ejercitarme al ver como pareciera una máquina a la hora de subir de peso, y más recientemente, he de confesar, se me ha hecho muy difícil reducir; quizá solo estoy paranoico.

También me he sentido ausente de mis métodos de organización y me he quedado a deber yo mismo dejando pendientes lecturas que suelo hacer diario, textos, agenda, y puestas al día tanto financieras como intelectuales y relacionales. He visto que las personas son un gran distractor al momento de seguir un horario de actividades; que si el mensaje, que si la llamada, que si la imagen o el "me gusta" a lo que llama la atención.

¿Estoy perdiendo mi capacidad de enfoque? Espero que no; eso sería verdaderamente preocupante al ser ése uno de mis puntos fuertes a la hora de llevar a cabo mis objetivos... Obviamente todo está ligado; y no puedo culpar a solo una de las circunstancias de lo que haga o deje de hacer, pues es así de simple: He descuidado mi propio orden y tengo que hacer algo al respecto.

No es que la gente me disguste, pero por lo general no aportan nada nuevo o interesante más allá de la mera comunicación social, que si bien es fructífera y benevolente en ciertas áreas (como en la capacidad de expresión en público), en la autodeterminación y disciplina sí deja mermas que deben ser lo más pronto posible removidas.

Ahora, hay que aclarar que también las manías han vuelto, conforme la irresponsabilidad crece en mí, la máquina completa que representa mi buen funcionamiento se ve afectada; y como a las mismas, a veces mi ser requiere de una inspección detallada y eliminación de desperfectos para su óptimo andar. Seguiré informando del tema pues no soy de los que se dejan morir sin antes tratar de resolver sus propios conflictos. Excelentes madrugadas a quien sea que haya tenido el tiempo y las ganas de leer este reporte.

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