Solución

Cuando nos toca, nos toca, cuando no, por mucho que tratemos de mover montañas, nada más no. Seamos sinceros, después de analizar un poco las cosas que he experimentado a lo largo de mi formación caigo en cuenta de que todos esos beneficios intelectuales en general obtenidos con base a sucesos pasados, difícilmente puedo hacer a otros comprenderlos y sentirlos tan fuertes y significativos como me ocurre a mí.

Si nos damos una idea, tratar de hacerme entender de ciencias que desconozco, por mil y una vez que escuche los térmnos necesarios para comprenderlas, podría ser una estrpitosa pérdida de tiempo que no termine produciendo nada.

Por eso mismo decía Einstein que "si juzgamos a un pez por su habilidad para trepar árboles, éste viviría toda su vida pensándose inútil".

Es bueno entender, desde mi perspectiva, que lo importante es, llámese explorar, o adentrarse en el mundo desconocido para localizar aquellas cosas en las que somos mejores y aprender a utilizarlas a nuestro favor, sin embargo, siempre hay quienes que buscan durante toda su vida y jamás salen del concepto pobre que tienen de sí mismos, y no por eso no tuvieron un fin específico, a todo se le puede encontrar un por qué; al completo inepto, por ejemplo, se le puede ver como alguien que definitivamente no es opción valorada socialmente para seguir, pero saber o ignorar su existencia no los ni nos hace mejores o peores.

El procurar entender a otros debería ser un elemento preintegrado en todos, pero no es así, porque de todo hay; aunque en mi punto de vista, el sacar provecho de lo que otros han hecho o dejado de hacer como instrucción previa para las siguientes tomas de decisión que se me presenten me ha funcionado de buena forma, al menos eso creo.

Entonces la paradoja formacional en la que presento el escenario actual es la siguiente: Hacer te puede llevar a padecer consecuencias, pero no hacer te puede llevar a padecer consecuencias también; y la estática del mismo modo.

Siendo entonces la solución a la vida el hecho de no haber una específica solución humana para cada uno; creer en la existencia de un ser superior y que todo esté previamente unido por lazos predefinidos desde el principio de los tiempos supone un modo de liberar tensión ante las dificultades del presente y venideras, además de un método efectivo de descentralizar nuestro universo de nuestro propio yo.



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