Estúpido

"Eres un estúpido", dijo Mooshie anoche, después de mi respuesta a su frase "nuestras platicas apestan". Pude haberme enfurecido y tomarlo como algo personal, pude haber dicho de mí cual cantidad de mentiras con la intención de reivindicarme, pude haber hecho y dicho lo que fuera para lavar mi imagen, sin consecuencia.

Podría explicar en qué culminó la charla y el porqué de cada razonamiento que ella y yo entregamos, pero no, quiero conservar esta nota como la de "el día después de haber sido llamado 'estúpido' por Mooshie".

Tener a alguien así es especial, alguien así de bueno, con esa personalidad tan enmarcada y poderosa, tan bella y deliciosa; tan inteligente, tan fina; es una bendición para mi vida, lo ha sido, me ha enseñado a ser, me ha ayudado a mejorar, a cambiar y a crecer. Me conviene, claro que me conviene, me interesa, claro que sí.

"Dime tus secretos corazón", "pregunta lo que quieras de mí, también". Es la idea. Ser honesto, explotar de realidad tu mundo, con mi propia verdad, obvio. No es a la razón o al entendimiento un culto, devoción a la belleza, quizá; a su belleza.

Verle andar adelante de mí mientras admiro las delicias de sus curvas, firmes, prominentes y delicadas. Aproximar mi ser y querer tocar, hacerlo, tal vez, sofocar esa intención en mi interior, como si así fuera, es lo que quiero, siempre, es el deseo. Duele por su poder, gracia con la que fue hecha llena de bendición en su divino proceder, junto a mí, y preguntarle: ¿Crees que es lo que más anhelo de ti? Pues sí. Lo sabías. Lo reitero.


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