Si tuviera que escribirte en cinco minutos una canción,
en definitiva sería tu nombre, las esencia que me evocas,
los besos provenientes de tu deliciosa boca.
Si tuviera que contarte una historia,
tendría que tratar de los dos,
de las bellas expresiones en tu rostro,
de los colores más intensos a estar a tu lado,
de lo bien que se siente saberme amado.
El día en que cuente mis memorias,
habré de relatar de ti mujer,
de las cosas que experimento al tenerte,
de lo fascinado que siempre estuve con tu piel.
Entonces despertaré de mi sueño,
aterrado de saber que estas lejos y que todo ha sido fascinación mía,
sabré de hecho que no hay nada más falso que las creencias de quien,
entre ilusiones y perdición no alcanza a descubrir la hipocresía.
Vamos a dormir de una vez,
que mañana empezará de nuevo,
o vayámonos ya a trabajar,
que tenemos que validar el sueldo.
en definitiva sería tu nombre, las esencia que me evocas,
los besos provenientes de tu deliciosa boca.
Si tuviera que contarte una historia,
tendría que tratar de los dos,
de las bellas expresiones en tu rostro,
de los colores más intensos a estar a tu lado,
de lo bien que se siente saberme amado.
El día en que cuente mis memorias,
habré de relatar de ti mujer,
de las cosas que experimento al tenerte,
de lo fascinado que siempre estuve con tu piel.
Entonces despertaré de mi sueño,
aterrado de saber que estas lejos y que todo ha sido fascinación mía,
sabré de hecho que no hay nada más falso que las creencias de quien,
entre ilusiones y perdición no alcanza a descubrir la hipocresía.
Vamos a dormir de una vez,
que mañana empezará de nuevo,
o vayámonos ya a trabajar,
que tenemos que validar el sueldo.
Si tuviera que escribirte en cinco minutos una canción, en definitiva sería tu nombre, las esencia que me evocas, los besos provenientes d...


Aquí guardo fragmentos de mis días: anécdotas que me han formado, pensamientos que se resisten al silencio, destellos de oraciones que encuentro en los bordes de la rutina.
Escribir, para mí, no es un oficio sino una forma de respirar. Cada texto nace del impulso de entenderme y, tal vez, de reconciliarme con el mundo.
No busco atención o aplausos; solo dejar constancia de lo que alguna vez fui, mientras sigo aprendiendo a mirar con calma.