Caminaba por el oscuro sendero,
de los mortíferos valles noctámbulos,
en el horizonte un par de luceros,
iluminaban mi andar en todos ángulos.
Ese par de brillantes ojos azules,
que llenan mi alma de gozo,
me acerco a ella, tomo su mano.
Me transformo en victorioso.
He logrado a la oscuridad vencer,
soy el hombre más feliz del mundo,
junto a ella yo podría ser,
más poderoso que Carlos II.
El camino es difícil si dudar,
rocas, vallas, tropiezos constantes;
además los enemigos saldrán,
a impedir nuestra relación de amantes.
Importantes son las marcas en el suelo,
las esenas de nuestras vidas pasadas,
hallazgos, triunfos, tocando el fuego…
emociones, placeres y sensaciones deseadas.
Romántico me han de llamar,
por mi expresar tan discreto;
porque siempre yo he de amar,
mi vida, mis sueños, el cielo perfecto.
Mirando hacia arriba, cerrando los ojos,
tomando siempre el control de mi vida,
considerando vanales todos los lujos;
prefieriendo encontrar el alma elegida.
de los mortíferos valles noctámbulos,
en el horizonte un par de luceros,
iluminaban mi andar en todos ángulos.
Ese par de brillantes ojos azules,
que llenan mi alma de gozo,
me acerco a ella, tomo su mano.
Me transformo en victorioso.
He logrado a la oscuridad vencer,
soy el hombre más feliz del mundo,
junto a ella yo podría ser,
más poderoso que Carlos II.
El camino es difícil si dudar,
rocas, vallas, tropiezos constantes;
además los enemigos saldrán,
a impedir nuestra relación de amantes.
Importantes son las marcas en el suelo,
las esenas de nuestras vidas pasadas,
hallazgos, triunfos, tocando el fuego…
emociones, placeres y sensaciones deseadas.
Romántico me han de llamar,
por mi expresar tan discreto;
porque siempre yo he de amar,
mi vida, mis sueños, el cielo perfecto.
Mirando hacia arriba, cerrando los ojos,
tomando siempre el control de mi vida,
considerando vanales todos los lujos;
prefieriendo encontrar el alma elegida.
Caminaba por el oscuro sendero, de los mortíferos valles noctámbulos, en el horizonte un par de luceros, iluminaban mi andar en todos áng...



Aquí guardo fragmentos de mis días: anécdotas que me han formado, pensamientos que se resisten al silencio, destellos de oraciones que encuentro en los bordes de la rutina.
Escribir, para mí, no es un oficio sino una forma de respirar. Cada texto nace del impulso de entenderme y, tal vez, de reconciliarme con el mundo.
No busco atención o aplausos; solo dejar constancia de lo que alguna vez fui, mientras sigo aprendiendo a mirar con calma.