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 Disciplina, o el por qué estoy escribiendo esto de madrugada. Una de las cosas que más me preocupa de mi día a día, es no saber resolver los pendientes, personalmente porque falta de capacidad, por carencia de tiempo o simplemente porque no me alcanzo a amarrar ganas de procrastinar antes de culminar mi cometido.

Dicho lo anterior, he estado estudiando el idioma que me propuse y me di cuenta que si tomo la computadora personal después de cierta hora, simplemente se me escapa el sueño. Por lo que a partir de ya, una nueva regla me he de poner, no tocar más la lap después de salir de trabajar (a menos claro que sea para resolver algún pendiente de trabajo, para lo cual, esa regla se exime). Porque venía haciéndolo con una alarma, cerca de las nueve y media de la noche, pensaba, sería capaz de dejar la máquina y enfocarme en dormir. Pero luego, si me pongo a estudiar a través de la pantalla, si le doy a un curso o simplemente reproduzco videos para "pasar el rato", mi cerebro empieza a sobreanalizar queriendo más y más; al final, aunque aviente la computadora a un par de metros, las preguntas y las cosas por "resolver" no me dejan en paz, y termino a las tres de la mañana escribiendo textos aquí. O a las cuatro viendo documentales.

Estoy feliz de que ayer logré leer un libro, mi cuenta del año va en cuatro; ¿podré leer otro esta semana? Yo digo que sí, pero no lo sé, depende también de qué tan desvelado ande... Ehrm... El chiste se cuenta solo.

Pero regresando al tema central, las actividades se entrelazan y mientras más me comprometa con sacar adelante resultados y mientras más tiempo y dedicación coloque en ello, sé que mejor me irá. Enfocarse en lo que produce, evitar lo que fastidia, ser responsable en el trabajo y con uno mismo, porque es uno el que se verá beneficiado de las iniciativas positivas.

En definitiva, esta trasnochada marca un antes y un después en mi rutina. He decidido que, a partir de ahora, voy a dedicar mis noches a despejar mi mente y mi alma. Sé que las pantallas y la constante absorción de información son un callejón sin salida para mi descanso. Por ello, he colocado un par de libros junto a mi cama, y he prometido darme al menos una hora antes de dormir para leer un poco, para viajar con la mente y relajarme. El trabajo y el estudio tienen su momento y lugar, pero el equilibrio es esencial. Hoy me acuesto con la satisfacción de haber encontrado una nueva forma de disciplinarme, no solo en el trabajo y el estudio, sino también en el cuidado personal. El viaje hacia la disciplina y el equilibrio continúa, y estoy emocionado por descubrir qué es lo que sigue.