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Amo a mi familia y estoy agradecido de mis orígenes, por lo que escribo esto con todo respeto.
Mi gran problema con Colima, no es la gente, ni que no haya más allá de un par de plazas por visitar, uno que otro parque y dos o tres eventos interesantes a celebrarse año con año; mi problema principal radica en el clima; no puedo con el clima, no tolero la temperatura y sobretodo la humedad.

Una de las cosas que más me gustó y por la que me adapté rápido a Guadalajara y CDMX fue que sin importar que afuera estuviera haciendo considerable calor, al colocarme en la sobra o en la comodidad de una habitación, la frescura del lugar se apoderaba de mi cuerpo, cosas que jamás ocurre en casa de mis padres.

En primer lugar el cuerpo se siente pegajoso, sea de día o de noche; sudor en la espalda y pecho, en el cuello, en la parte interna de codos y rodillas, entre los dedos. Enciendo el ventilador a todo durante la noche y ni así se aleja la sensación de mí, haciéndome imposible quedarme dormido. Estar recargado en una almohada es agobiante, y si se me ocurre taparme, el sudor produce que la sábana se impregne a mi cuerpo.

Agotado elimino todos los recursos, y me quedo destapado con el aire del ventilador dándome de lleno, algunos sabrán qué sucede más adelante, mucho antes de la hora de despertar, en la mitad de la noche, un terrible dolor de espalda aflige mi existencia... Dios, quiero irme, no porque yo así lo quiera sino porque mi cuerpo no lo soporta. Necesito dormir. Necesito sentirme fresco. Necesito recuperar fuerzas.

Estando en ciudades con menor humedad la textura de mi cuerpo es suave, se siente limpia durante más tiempo; aquí, pasan dos minutos o a veces ni eso cuando ya empiezan a recorrer mi cuerpo las gotas de sudor, no conocen la piedad.

Eso me produce ansiedad, la ansiedad me genera insomnio, el insomnio dolores de cabeza y malestar, el malestar una constante sensación de insatisfacción y cansancio; resultándome en más ansiedad, y el círculo vicioso sigue.

Sí, es cierto que nací aquí; pero llevo ya más de cinco años viviendo fuera y adaptándome a otros entornos; las temperaturas calurosas durante mis visitas hasta ahora han sido algo de lo más difícil que me ha tocado manejar, y ellas traen consigo un montón de incomodidades a mi vida. Espero que mis papás entiendan que en ningún momento deseo alejarlos de mi vida, pero no me siento nada competente o cómodo para vivir feliz mientras esté sufriendo de continuas noches calurosas.