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Tener una mamá como la mía es algo entretenido, divertido y hasta estresante; hoy, al igual que cada año se celebra un día más en el que todos los hijos hipócritas del mundo vuelven su rostro a ver con buenos ojos a mamá. Pues claro, se celebra que ellas sean nuestras jefas en la casa.

Me encanta por que en mi casa, con mi mamá las cosas no son como comúnmente sucede. Hablando del día, mi papá siempre lo olvida, lo ignora a propósito o como que no quiere que llegue porque más que un día de completa felicidad se torna tortuoso y colmado de reclamos.

Mi mamá se despierta muy de buenas aceptando abrazos de los miembros de la casa, y en medio del desayuno a mi papá se le ocurre preguntarle qué quiere comer, o dónde, ella no responde o lo hace a propósito. Al cabo de un rato, ya con la escoba en la mano comienzan los reclamos contra los miembros de la familia, que si nosotros en lugar de dedicarle el día a ella nos la pasamos uno en la computadora, la otra viendo la televisión, y él (mi papá) trabajando. No dejan de ser indirectas para que se entienda que ella quiere regalos...

Después se va a acostar, esperando que no la molestemos. En ese momento a mi padre se le antoja ir a comprarle algo "de carrerita" junto con mi hermana. Van y traen regalos, pero si el mismo día ya por los sucesos anteriores era difícil, cuando llegan con las bolsas en las manos se pone mejor.

Ella ve los regalos y dice:
Ropa...
¿Qué me compraron? A mí no me gustan esas porquerías.
Pastel de chocolate...
Pero tiene chocolate blanco ¿por qué compraron con chocolate blanco? A mí no me gusta el chocolate blanco, ya lo saben.
Ropa interior...
Me compraron esto tan caro, que no me queda y ¿me lo van a cambiar? Les encanta desperdiciar el dinero, como si tuviéramos tanto.
En vez de pasarla bien me la paso enojada por culpa suya.

Hace años que dejé de regalarle cosas a mi mamá, dejé de hacerlo porque es en serio que no hay nada que le guste completamente. Si es algo fino, es costoso e inútil; si es un cosmético, no es del que ella usa; si es un dulce, "no me gustan los dulces, me gustan los chocolates pero los dulces no"; si es ropa, no le queda o se le hace fea; si son zapatos, son muy altos o muy bajitos, no es su color preferido. En fin, si de satisfacciones se trata a la hora de dar un regalo con mi mamá es imposible. ¿Qué dicen? ¿Que la invite a comer? En los restaurantes sirven cochinadas y además está muy caro.

A pesar, digo, no a pesar, a expensas de ellos siempre he visto a mi madre con buenos ojos; me remito a observar la situación social ante todo y después, ya cargado de horas el día procuro reivindicarme con ella de una manera que le agrade, preguntándole. Ese es el mayor problema en el asunto, mi papá y mi hermana creen que a ella le agradan las sorpresas pero la verdad es que no, ella las detesta, detesta no saber cuánto se gastaron en lo que le dieron, detesta no haber visto los demás colores disponibles del modelo de prenda que le escogieron, detesta no saber qué es lo que va a obtener, eso es todo.

No sé cuántos tengan una mamá tan liada como la mía pero sí sé que es especial y única. Yo hago lo que menos me cuesta para hacerla feliz, escribirle un poco. Además, es una forma infalible de alegrarle el día, porque aunque parezca ridículo, le gusta lo que le escribo y le encanta cómo lo hago. No importa que hable de sus regaños ante cincuenta madres más, ella estará siempre orgullosa de que su hijo se lo diga.

Así es mi madre, tan simple, tan pura, tan ella. Creo que mi vida sería absurda y muy aburrida si no hubiese nacido bajo su lecho; mi padre y ella han constituido lo que considero un ambiente especial de vida, donde, sin importar que sea o no el día de las madres el amor recíproco existe y cada uno de los miembros del hogar nos respetamos porque ninguno es capaz de suplir a otro.

Aquí termino este "caso de la vida real", exponiendo que sí, amo a mi madre; y sí, me divierte que el día de las madres haya mucha gente recibiendo adoración de personas que el resto de los días del año no las pelen. Al igual que con mi madre quiero expresar que por raras que sean, las mamás siempre harán nuestra vida algo emocionante.

Desde aquí escribo con toda la voluntad de mi corazón que siempre que tenga una mamá así de divertida seré feliz. La amo mucho y nunca la cambiaría por otra no importando que esa otra sea menos corajuda. (:

Lío

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Tener una mamá como la mía es algo entretenido, divertido y hasta estresante; hoy, al igual que cada año se celebra un día más en el que tod...