Mostrando las entradas con la etiqueta estática. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta estática. Mostrar todas las entradas
Es un decir, yo tengo todo cuanto he podido adquirir en la vida. Y sí, lo digo con tremendo gusto, no idealizando ni soñando aventuras ajenas a mí; quiero que se sepa lo feliz que estoy ahora, ahora mismo, en medio de las tranquilas noches, aunque vivo mañana, hoy reluciendo. Si se tratara de contemplar la calma o plena dicha ajena este texto no tendría razón de ser, pero es mío, trata de mi alto gusto por el placer de ser atendido, por ser escuchado y por ser leído, con ganas de causar estragos con mi estática, sí que la tengo.

Amo ser yo, tan simple como cada partícula de tierra entre mis uñas, tan excéntrico como un par de números grabados en mi mente a cada cosa que hago. La intensión de ser yo, quizá alguien la tenga, y no me importa, ni me va; me maravillo hoy más que antes de mi situación, y no es que no haya vivido los peores días, sé que faltan, pero sé cómo liberarme de muchos de esos. Con el cerebro el ser humano, si está bien cultivado, puede hacer maravillas, puede edificar una vida de dicha tras dicha sin olvidarse de los otros, de los débiles, de aquellos que lo acompañaron abajo y cuando está arriba algunos descarados hipócritas suelen evadir. Pero de ahí soy, de ahí vengo, y solo Dios sabe hasta dónde llegaré.

Hay que hablar de la mujer hermosa porque sin el contenido que en esta nota la recuerde estaría volviéndome un vano ser egocéntrico como no soy, y no quiero seguir siendo.

Amo su risa.

Es todo cuanto quiero decir de ella en este pedazo de texto, sin menguar lo que me hace sentir, sin ocultar nada, quiero dejar un párrafo entero para declararlo como lo he hecho ya.

Soy un tipo afortunado, pues he intentado muchas veces. De bruces contra obstáculos he estado a punto de caer, y siempre encuentro una motivación para volver a moverme, ése es el punto, mo-ti-va-ción. Cuatro sílabas con mucho significado, porque todo está dentro de uno, en la propia mente del individuo y todo el poder que oculta. Mi mente es poderosa, me ha hecho reaccionar bajo una tormenta impetuosa de deudas catastróficas que a cualquiera matarían lentamente, yo reaccioné, soy alterno a lo común, actúo distinto, llego más lejos, con miedos y valores, conocedor de mis defectos más que de mis virtudes, y el deseo a crecer siempre en mi piel me ha puesto en el camino correcto, donde sé que debo de estar, donde el creador me puso.

Hablando de Él, muchos ignorantes, hipócritas, envidiosos y religiosos creerán que no es tan fuerte en mí su presencia, unos porque no soy tan farsante como ellos, otros porque dudan de su existencia en mi ser, pero aquí está, y les ama tanto como a mí me ama, solo que son egoístas y no quieren compartirlo, yo lo hago, lo expreso y lo confirmo, ¿quieren ver cambios? Cambien primero.

La gente ansía, quieren las cosas rápido, la primera me mostró cómo son las consecuencias de ser impaciente, la segunda con gallardía y devoción me está demostrando lentamente cómo son de preciosas las recompensas de usar con inteligencia el recurso. Y lo digo porque es mi gozo, lo he aplicado en todo menos en el área que no me concierne solamente a mí.

Quiero escribir tanto para mí como para ella, pero más para mí acerca de lo que ella me hace sentir. Y no la responsabilizo, sé que es mi mente engañosa la que aprovecha cada oportunidad para sentirse dichosa, no me importa tanto honestamente, si esto es sentir que miente, que lo haga más seguido. Tenía miedo a encontrarme en el olvido, a quedarme en soledad, y a cada cinco o seis historias contadas volvía al mismo tema, al temor.

El temor como el orgullo, la vanidad y la mediocridad son decisiones mentales, son posturas cerebrales, ¿y dónde está lo bueno? En que el amor, la benignidad y la esperanza también lo son. El caminar haciendo el bien por la vida, acordándose de los demás, de uno mismo, pero sobre todo del por qué se camina es importante para cualquier individuo, incluso para aquellos mentirosos que digan no creer en nada.

Soy una gloria en vida, un elemento mágico, un personaje místico, soy un ego enorme y un ecuánime héroe, soy el más grande tesoro para algunas personas, como lo soy para mí, lo soy para mi alma, lo valgo del mismo modo, porque quiero, porque lo he decidido, porque tengo estática, porque yo trazo mi propio andar.

¿Y por qué no lo eres tú? Porque no quieres, porque no te mueves, porque no tienes mo-ti-va-ción, porque te enfrascas en ideas falsas de ti, te haces mediocre y pobre, te haces tonto e inútil. ¿Crees que lo eres? Anda, sigue contemplándote de ese modo, sin cambios, sin mejoras, sin aprendizajes; permanecerás intacto y sin transformar esa vista perdida y de poco interés que tienes, el mundo te va a comer.

Ya estoy harto de intentar motivar gente sin cerebro, personas llenas de autocompasividad, y sí, con eso me refiero a mí mismo, ya estoy harto de no sonreír, de no aventurarme, de no triunfar, de dejarme sobajar, de ser propenso al rechazo, y la verdad... La verdad es que lo merezco todo y mucho más, porque soy creación divina, sí, solo por eso, quien crea que no lo soy que me lo demuestre. Incluso, quien diga que no lo soy yo yo mismo soy capaz de enseñarle cuán precioso y divino es él, con todo y penumbras.

Que quien sienta no necesitar nada en esta vida venga y me lo tire en cara, que me demuestre cómo soy peor que él, y le diré, con una sonrisa triunfal en mi rostro, lo equivocado que está; pues al intentar convencerme de que es lo mejor que existe —incluso mejor que yo, que eso ya es decir demasiado—, caerá en la pena de reducirse a nada, pues quien compara de ese modo con los ojos lo hace, y quien intenta ver el espíritu del hombre con los ojos de la carne fracasa.

Soy yo, en este momento, el hombre a vencer, el elemento, el poderoso, el indicado, el selecto, el único, el épico, el genial, el fenómeno, el magistral, el grandioso, el precioso, el galante, el maravilloso, y lo eres tú también si así lo decides. Bonito día.

Estática

Por
Es un decir, yo tengo todo cuanto he podido adquirir en la vida. Y sí, lo digo con tremendo gusto, no idealizando ni soñando aventuras ajena...