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Necesitaba de tu amor,
refrescar todo el sabor,
al extrañar el olor,
que fluye en el andador.

El andador de la miseria,
hace que pierda la calma,
te has ido para siempre,
eso quebranta mi alma.

En esa alma yace un vacío,
lleno estaba contigo aquí,
cubriendo con tu sombra el lugar,
el espacio frente a ti.

A ti, es a quien yo quiero,
tocaba tus manos primero,
besaba tus manos constantes,
hasta que se acabó el sendero.

El sendero marcado por los pasos,
tuyos a la postrer de los míos,
caminamos por grandes montañas,
llanuras, desiertos y ríos.

Ríos de fuego me recorren por dentro,
comenzando a fluir en mi interior,
del corazón al cerebro,
y explotar en el exterior.

Exterior que no vale nada,
mudo cubierto de vanidad,
porque la sociedad engañosa,
está rellena de maldad.

Esa maldad que se encuentra,
rondando por todas partes,
está ahí el fin de semana,
miércoles, lunes y martes.

Un martes la conocí,
no olvidaré ese día,
completamente suyo me sentí,
mientras a su lado reía.

Reía de todas las cosas,
simples e insignificantes,
ahora me pongo a pensar,
no quiero ser ignorante.

Ignorante ante lo que escribo,
se puede sentir mi lector,
no es fácil, no tiene sentido,
sólo lo hago por amor.

Amor por las cosas simples,
que me traen inspiración,
en los pequeños instantes,
de soberbia concentración.

Concentración por entender,
eso que quiero que capten,
abriendo su mente al leer,
examinando las partes.

Las partes de esta lectura,
que es como rompecabezas,
cuestión de tener cultura,
sólo alejarse de la pereza.

Pereza que a veces provoca,
que yo deje de escribir,
que soy el eterno amante,
y así quisiera morir.

Morir escribiendo un día,
todo lo que hemos vivido,
las cosas que nos unían,
que han perdido el sentido.

Mis sentidos no pueden más,
esto es para los genios,
o aquel que se crea capaz,
de entenderlo como ellos.

¿Ellos habrán comprendido eso que quise contarles?
¿O será que se han perdido en los variados rituales?

Rituales de amor y dolor,
de expresión de su odio,
orgullosos siempre de ellos,
les expreso mi repudio.

Repudio a los falsos talentos,
los mentirosos a muerte,
a los amantes de lo vano,
a los que no abren su mente.

Mente llena de concordancias,
diferencias o errores,
dolencias, fracasos o engaños,
no ven el mundo de colores.

Los colores bellos son,
rojo que fluye en mi sangre,
negro me inspira respeto,
llegando hasta lo intrigante.

Intrigantes los falsos sabios,
ratas asquerosas y sucias,
apestando más que un muerto,
cerebros usen su astucia.

La astucia es el engranaje,
que mi amada hizo andar,
moviéndose la maquinaria,
es ya imposible parar.

Pararme al frente de ella,
con el respeto triunfante,
elegante su presencia,
bien vestida y arrogante.

Arrogante y muy recatada,
siempre cerca de la salida,
espabilándose lentamente,
corrompiendo más su vida.

La vida para algunos no vale,
para otros es un escalón,
un eslabón de cadena,
o de aquel tren un vagón.

Un vagón lleno de historias,
cuentos y narraciones extrañas,
tráfico de banalidades y glorias,
y moviéndose entre viejas mañas.

Mañas que acabarán un día…
¿Sabes de quién estoy hablando?
si conoces la respuesta te digo:
eres genial, lo estoy comprobando.

Arrogante

Por
Necesitaba de tu amor, refrescar todo el sabor, al extrañar el olor, que fluye en el andador. El andador de la miseria, hace que pierd...