Alucinante
La luz de las ventilas iluminó todo su cuerpo,
pude casi palpar el bello aroma en el viento.
Sus ojos, un par de luces resplandecientes,
haciendo alucinante su precioso semblante.
Toqué su espalda, esa delicada línea que la mantiene en pie;
besé sus hombros, concentrado siempre en todo lo que hacía,
probé sus labios, suaves y dulces como la fina miel,
su cuerpo y el mío fueron uno mientras anochecía.
Recuerdo mis manos, como disfrutaban al tocar sus pechos.
Recuerdo mis ojos, no dejaban de observarla cada instante.
Recuerdo mis dedos, penetrando lentamente en su sexo.
Recuerdo mi boca, degustando el sabor de cada una de sus partes.
Los líquitos fluían, su mirada se perdía,
su piel hervía y su alma gemía.
pude casi palpar el bello aroma en el viento.
Sus ojos, un par de luces resplandecientes,
haciendo alucinante su precioso semblante.
Toqué su espalda, esa delicada línea que la mantiene en pie;
besé sus hombros, concentrado siempre en todo lo que hacía,
probé sus labios, suaves y dulces como la fina miel,
su cuerpo y el mío fueron uno mientras anochecía.
Recuerdo mis manos, como disfrutaban al tocar sus pechos.
Recuerdo mis ojos, no dejaban de observarla cada instante.
Recuerdo mis dedos, penetrando lentamente en su sexo.
Recuerdo mi boca, degustando el sabor de cada una de sus partes.
Los líquitos fluían, su mirada se perdía,
su piel hervía y su alma gemía.



Aquí guardo fragmentos de mis días: anécdotas que me han formado, pensamientos que se resisten al silencio, destellos de oraciones que encuentro en los bordes de la rutina.
Escribir, para mí, no es un oficio sino una forma de respirar. Cada texto nace del impulso de entenderme y, tal vez, de reconciliarme con el mundo.
No busco atención o aplausos; solo dejar constancia de lo que alguna vez fui, mientras sigo aprendiendo a mirar con calma.
No hay comentarios.
Publicar un comentario
Se agradecen tus comentarios.