–Las enfermedades sociales se han convertido en nuestro más grande mal, por más que actuamos con toda la fuerza policial para combatirlas seguimos siendo presas de las clases bajas. –Dijo el jefe de policía.

La concurrencia lentamente movía la cabeza en señal de aprobación, unos expresaban por lo bajo el acuerdo que sentían con el dirigente.

Durante los últimos meses, en la metropolitana ciudad de Harshwal (un conglomerado de cinco micronaciones europeas), un grupo de descarriados poco ortodoxos en su actuar atacaba los inmuebles nacionales con consignas de protesta.

Desde hacía diez años, cuando el mandatario global Roger Dubai erradicó la guerra como concepto militar internacional y la refirió a una cuestión de clases, las personas pertenecientes a la "esfera" llevaban una vida pacífica alejada de cualquier fenómeno causante de repulsión. Las marcas negras en la sociedad moderna eran esas contadas personas que nunca quisieron adoptar el nuevo modelo de vida.

Thomas Avenair comandaba la escuadra guerrillera con mayor presencia en el territorio de Harshwal, sus armas eran globos químicos que al lanzarlos contra las blancas paredes de la civilización estallaban pintando reclamos contra el sistema. Para ese entonces el armamento bélico había desaparecido por completo, por lo que ninguno de ellos tenía acceso a algo parecido a una pistola, mucho menos podían ingresar a las plataformas informáticas en las redes de comunicación mundiales; sus necesidades como alimento, aseo y vestimenta las suplían de asaltos esporádicos y olvidados basureros.

–Es urgente que se nos permita infectarlos con el virus selectivo que hemos preparado, gracias al déficit de vitaminas en sus cuerpos sabemos que nos es posible eliminarlos en su totalidad. –Expuso con fuerza el portavoz.

Alguien del público levantó la mano: –¿Cómo garantizan que eso no será una amenaza para nosotros y evitarán que la masacre tenga un alcance descontrolado?

–Hemos hecho las pruebas pertinentes. Dedicamos laboratorios enteros a la investigación y pruebas de diversos agentes en animales. Logramos exterminar una muestra significativa en una ciudad pequeña con resultados óptimos. No hay razón para creer que nos veremos afectados. –Expuso el líder. La explosión del sonoro aplauso por parte de la audiencia se desató.

Thomas vestía encima de su ropa habitual harapos azules que encontró de un viejo agente de policiaco; era eso lo que lo diferenciaba del resto de su gente que uniformaba el clásico atuendo que solía ser blanco minimalista. Cargaba consigo una mochila repleta de globos y a su paso por las desoladas calles las cámaras lo señalaban de inmediato. No era nada sutil en su andar, con desprecio y gritería lanzando globos hacia todas partes. Su grupo lo acompañaba haciendo lo mismo.

Los dos centinelas mecánicos de la guardia salieron al alcance del contingente y capturaron a un par de sus miembros. En el momento, fue testigo de cómo les arrancaron de tajo las extremidades matándolos instantáneamente, y cinco segundos después, estaban limpiando el tiradero de sangre consecuencia del suceso. A Thomas no lo atacaban, no porque no tuvieran la capacidad, sino porque al ser el líder del grupo, convertirlo en un mártir haría más difícil la tarea de acabar con la rebelión. Thomas lo sabía, su única intención era lograr que los ciudadanos pertenecientes a las clases dominantes advirtieran la situación, pero la esfera era fuerte y contenida, y las máquinas trabajaban rápido. Para ellos, su grupo únicamente representaba un cáncer que había que remover por completo.

El mérito del gobierno había sido evitar el contacto directo de unos con otros, los descarriados querían ser vistos y que su lucha fuera comprendida, estaban hartos de la desigualdad. La opulencia por otra parte, vivía encerrada en su mundo perfecto percibiendo solamente información filtrada de su entorno. Caminaban por donde se les indicaba, seguían las reglas al pie y sin emitir duda, actuaban de una forma monótona y programada.

Los encargados de la seguridad llevaban tiempo tratando de que Thomas se autodestruyera sin éxito. Según el jefe de la policía, el ataque mediante el frente químico era la solución justa para acabar con esa rata. El escurridizo conocía bien las calles, las alcantarillas, era un trepador y tenía la capacidad de colarse en calles importantes, vandalizar las paredes y escaparse en cuestión de minutos.

El consejo de seguridad aglutinado en la cúspide policiaca tomó la dictaminó entonces: –Está decidido. Tenemos que actuar.

Entonces dio la orden de lanzar el compuesto químico. Hasta donde sé, ahí terminó la raza humana. FIN.



 Hay cosas que no me causan incomodidad, como trabajar durante la noche. Porque, si lo ven como yo, es el momento más fresco del día y en el que puedo aprovechar la tranquilidad para avanzar con pendientes. Aunque a cambio, sacrifique algo de sueño mañana, he ahí la razón de mi necesidad de un entorno fresco, por lo cual el interés de instalar un enfriador. Concentrarse es más fácil cuando te encuentras en un ambiente cómodo; en cuanto lo instalen será una buena idea tomar algunos días, para aprovechar el tiempo perdido. ¡Qué padre es poder hacer las cosas teniendo las herramientas necesarias!

Uno de mis clientes lleva mes y medio sin pagarme, si ustedes quieren saber qué es freelancear, es eso, esperar a que el cliente se acuerde de ti y no te haga ghosting a la hora del pago. Ha sido algo complicada la comunicación. Un miedo que despiertan esas actitudes es principalmente que se pierda el proyecto. Digo, no estoy en situación de perder ingresos, por el contrario, falta buscar otras cosas que pueda ser capaz de hacer para resolver mis pendientes lo más pronto posible.

Esto de vivir endeudado es parecido a atarse una inmensa roca que pesa un kilo por cada mil pesos que se deben. Y cada abono que se hace, es un golpe con un marro arrancándole pedazos. Mientras mayor es la deuda, obviamente es más difícil avanzar y del mismo modo, parece más insignificante el peso que reduces después de cada golpe.

Una mala estrategia aplicada nos puede ocurrir a todos, la desventaja es que algunos no tenemos de backup a alguien que nos ayude a resolver los líos; nos toca amarrarnos la tripa, apretar los dientes y seguir topándole. El tamaño de esos miedos se vuelve más evidente y la desconfianza crece porque da la sensación de que el tiempo se nos escapa y no avanzamos ni un poco. Pero no es así, pareciera que no se consigue mucho, y sin embargo se hace.

Las lecciones que aportan este tipo de decisiones son inmensas. Tal vez nunca llegue a ser un hombre adinerado, eso ya lo acepté. Probablemente en mi vida no se asome la señora fortuna nunca, pues no nací bajo un contexto socioeconómico que lo facilite, lo reconozco. Sin embargo, tras las cosas aprendidas, he de mencionar que en adelante, cada determinación la llevaré con mayor prudencia, y si logro salir de esta, procuraré no volver a cometer los mismos errores financieros.

¡Qué más da si es un año o cinco los encolados a esta miseria! Lo que importa es salirla. Tenía tantas ganas de ser funcional, de lograr algo y ayudar a otros que me olvidé de una parte importante en el proceso, que estoy solo y que mi mano para jugar es limitada. El riesgo que implica perder una carta, para uno, es mayor que para quienes tienen mejores posibilidades. Es comprensible, y no se trata de culpar a nadie.

Esta vida únicamente ha servido para aprender continuamente de errores y fracasos; a veces incluso te tienes que volver reacio a las personas en las que solías confiar, porque son las que te tienden trampas. Al momento, estoy agradecido con el alma y vida por aquellos que han extendido su mano en momentos de dificultad, sé que ellos recibirán bendiciones incalculables por sus actos de bondad. Y ya, eso es todo lo que quería decir, cambié el tamaño y grosor de la letra en este sitio y deseaba poner algo para refrescarlo.



 –Hola. ¿Estás ahí?

–¿Qué pasa?

–Oye, me encuentro en un momento de mi vida bastante difícil, no sé qué hacer. La presión del trabajo me fastidia, no es un trabajo que me encante, lo hago por necesidad, porque me aterra quedarme sin empleo otra vez. Y lo peor, déjame que te cuente, es que gano una cantidad absurdamente miserable, donde mi manager me negocia como experto, mientras me da un sueldo minúsculo. Me obligaron a aprender tecnologías que no me agradan, pero por más que quisiera dejarlo y optar por algo que ame, no me atrevo a renunciar y quedarme sin nada.

–¿Ya viste opciones? ¿Te quedarías sin nada?

–Ése es el punto, siento culpa de no ser tan bueno como quisiera en otras tecnologías, como para animarme a dar el salto. Francamente, cualquier opción que se me "ocurra" requiere de una inmensa inversión de tiempo en aprender; porque en cierto sentido, aprendo lento en comparación con los cerebritos que me rodean en la industria. Además está el hecho de que mi miedo me boicotea; nervios, malas experiencias, limitaciones, llámale como quieras. Y no, no me quedaría sin ingresos, afortunadamente fue posible cerrar un par de proyectos más, pero me quedaría sin el ancla al sistema, porque para las corporaciones el peso y la influencia de parte de los proyectos que realizas como freelance, es casi inexistente. Si algún día llego a posición de jefe, tomaré cada esfuerzo en cuenta, incluyendo aquellos que requieran hacer las cosas por cuenta propia.

–¿Entonces qué pasa?

–No tengo motivación. No consigo sentirme "suficiente" en lo que hago. Eso es lo que pasa. Estoy quebrado. Financiera y emocionalmente. Tengo que depender de un hilo de formalidad económica que está a nada de romperse. Más del noventa por ciento de mis ingresos se van en pagar pendientes. Aunado a eso, la vida se me escapa de las manos, la presión social por "hacer algo" me tiene tirado escupiendo sangre. ¿Y si no puedo lograrlo? Ya estoy cansado.

–¿Lo platicaste con alguien?

–Mamá, ya no quiero ser millonario. Solo quiero dejar de sentirme miserable y tener ganas de seguir. La neta ya no quisiera estar en esta chamba. En parte porque no me divierte la tecnología, en parte porque creo que están abusando. Pero es un contexto complejo de explicar, porque al intentar hacer otras cosas tengo la sensación de no lograr aprender. Como que me cuesta trabajo entender y hacer.

–Es por tu autoexigencia. Date un poquito más de tiempo. El estar estresado pensando en eso no te deja enfocarte.

–Es un punto de vista sincero que agradezco. Cuesta enfocarse cuando hay miles de situaciones. No quiero quedar desempleado, me aterra.

–No vas a quedar desempleado. Pero enfócate en una cosa a la vez y prioriza lo que te va a ayudar en tu chamba que sea el principal ingreso. No digo que dejes las otras, pero sí que trates de definir horarios por nivel de importancia. No se puede hacer todo al mismo tiempo.

–En eso estás en lo cierto. Le doy demasiada importancia al trabajo que ni siquiera es el que más me gusta o el que mejor me paga, por el simple hecho de ser mi "nómina".

–Eres bueno para eso de definir metas, hacer planes y apegarte a ellos. Pero tienes que ser más realista y darte más holgura. Así que ándale, ponte a hacer tu nuevo horario de trabajo.

–Gracias.



¿Estás ahí?

Por
 –Hola. ¿Estás ahí? –¿Qué pasa? –Oye, me encuentro en un momento de mi vida bastante difícil, no sé qué hacer. La presión del trabajo me fas...

 Ya sabrán, este asunto de salir al Starbucks a tomar un café y tolerar el calor estando ahí dentro, sin desaprovechar, una mañana tranquila, tomando café, sí, pero avanzando en pendientes. No ha sido la gran cosa, pero al menos el calor ha dado chance.

Dos cafés después, unos panecitos de queso, el tiempo se ha ido y aunque prácticamente se ha terminado un curso de fundamentos, pensar en el beneficio de un lugar fresco ha sido el mayor avance.

Es un entra y sal de desconocidos, cada cual con sus propios afanes, desde los que, en plan de negociación nivel "shark" vienen a consumar negocios de potenciales unicornios, hasta los que únicamente llegan a hacer tarea, quienes, dicho sea de paso, he notado que madrugan al lugar. Interesante investigación que ha traído consigo el reconocimiento.

Uhm, lo siento, alguien se sentó en corto y creo que aquí terminará esta publicación abruptamente, es incómodo que vean al escribir; es raro, peor aún cuando la persona es cuestión es un personaje de la narrativa.



En el Café

Por
 Ya sabrán, este asunto de salir al Starbucks a tomar un café y tolerar el calor estando ahí dentro, sin desaprovechar, una mañana tranquila...

 La mayoría de cosas positivas que llegan a nuestras vidas vienen como resultado de haber tomado buenas decisiones. Pero gran parte de las decisiones están ahí y no se puede asegurar que tomarlas lleven a una buena o mala consecuencia, ¿quién le garantiza a una mujer que estudió una carrera que le apasiona que es mejor abandonarla y aprender programación y al poco tiempo tendrá un mejor empleo?

El desempleo absoluto, la carencia a nivel de no ver un centavo en meses, y peor todavía, eso en medio de deudas de apariencia "impagable", puede resultar aterrador y no cualquiera quisiera esa clase de presión sobre sus hombros. Eso no te hace un superhumano, simplemente a quienes nunca dejaron un trabajo seguro o aquellos que no arriesgan capital que no tienen, les hace más prudentes.

Hay que dejar de escandalizarse por quienes tienen un trabajo estable y justo, con horarios y competencias que les funcionan bien; mientras que otros en su versión salvaje, se sienten superiores por llevar emprendimientos a cuestas. Es bueno recordar que cada uno tiene diferentes habilidades y oportunidades de acción y lo más importante, el tamaño de personas alrededor dispuestas a levantarte si te ven caer es también distinto.

Hay un amigo, que siendo un visionario lleno de cualidades intelectuales y tecnológicas, suele hacer recomendaciones a sus proyectos de mi persona. De ahí es que han venido cosas que les sorprendería leer, claro está que el fracaso, los miedos habituales y las limitaciones intelectuales y tecnológicas, no han desencadenado en frutos. Pero de esa gente, hay varios.

Cuando cohabitaba con mis roomies en Guadalajara, en aquel departamento que vivíamos seis hechos bola, platicábamos que "ser millonarios" en algunos casos es la consecuencia y no la causa. El éxito te termina buscando si actúas con ética profesional y amas lo que haces, y en una de esas te encuentra.

Tal vez ninguno sea millonario todavía, pero la premisa no va por ahí, no va encaminada a "qué tanto dinero puedes hacer", porque se puede hacer muchísimo y perderlo todo en un momento tras una mala decisión. El enfoque estaba del lado de que sin importar lo que hiciéramos, se notaban las ganas de salir adelante y lograr cosas en cada uno; a pesar de contar con un trasfondo socioeconómico, intelectual y cultural distinto, pero pensando en hacer. Ahora ver esos días es gratitud pura, porque llena de gusto descubrir que les va bien y siguen siendo buenos en lo que hacen. Quizá esta pseudofigura paternalista en el interior es la que ve con dicha eso, como sea, únicamente hay que seguir echando porras.

Entre el amanecer filosófico y las ganas de aportar valor al día, tras redescubrir la estructura verbal y, personificar en menor medida la percepción egocéntrica que está al acecho, es un gusto dejar estas letras y a su vez, con pánico desmedido confesar que la semana en puerta augura ser bastante interesante y no por eso menos intensa.



 El reloj avanzaba de nuevo, desde el momento mismo que sentí la incomodidad apoderarse de mí, sabía que sería una noche en la que difícilmente podría dormir, y eso pasó, son las seis con diez minutos de la mañana, el tiempo anduvo su marcha sin tenerme paciencia, y yo no pude dormir ni una hora.

Aproveché mi tiempo, he de confesarlo, me puse a leer un rato, incrementé en unos números mi análisis y ya entrado el amanecer escribí en la pizarra un diagrama donde declaro las situaciones que me provocan ansiedad de las ciudades que he vivido en comparación con aquellas que me producen calma.

Y es que hace tiempo no consigo dormir tan rico como dormía en CDMX, tengo que darle esa virtud a la gran ciudad, quizá porque en las noches refresca y hay que arroparse. Mientras que en Guadalajara me encanta la oferta recreativa, salir con amigos, visitar lugares, caminar en las calles; todo eso siempre ha sido de mi agrado. En el análisis coloqué "Otro" como cualquier ciudad objetivo, donde definitivamente puse como ventaja el desarrollo profesional. Por obvias razones de Colima mencioné a mi familia como principal fortaleza.

Mientras que para las cosas que me provocan ansiedad de los distintos lugares, vivir en Otra ciudad me causa miedo por ser desconocido. CDMX me provocaba muchísima nostalgia, anhelaba visitar a mi familia. Guadalajara por otro lado, me fastidiaba por su tráfico y lo caro en relación a mis ingresos. Finalmente de Colima, es bien sabido (porque no dejo de quejarme) que el calor me tiene sometido de manera brutal.

Ningún lugar es perfecto, así como ni una persona lo es. ¿Qué puedo hacer? Hay mil recursos para no abandonar la calma, aunque creo que el asunto acá, viene desde adentro. Es importante aceptar que el conflicto existe, e ir proponiendo cambios que ayuden a que el entorno sea menos tóxico. Como en el trabajo, así en relación con las personas, los lugares y las cosas que me rodean. Sin caer en los excesos del controlador, pero trabajando en lo que se pueda mejorar. Con que la mejora sea pequeña, si se consigue, si eso ayuda a mejorar el estilo de vida, hay que hacerlo.



 ¿Qué es eso de estar durante la madrugada escribiendo?

Podría ser crítico, podría ser peor. Ha terminado un proyecto que me robaba el sueño, y aquí estoy, sufriendo los estragos consecuencia de lo mismo, hasta parece irónico cuando se lee de esa manera, no es un malentendido, simplemente es una ola de malas prácticas consecutivas, tengo que reordenar y priorizar.

Estoy en la primera de dos semanas que planeo tomarme, durante la cual, principalmente me enfocaré en recuperar mis horarios de sueño. Es cierto, no empecé de la mejor manera, y poner en tela de juicio mi capacidad de recuperación se lee hasta lógico, no voy a mentir; en mi mente había planeado a estar hora estar bien dormido. Qué más da.

La mayor ventaja que tengo por ahora es que puedo despertarme a medio día si es necesario, no hay juntas que atender a las ocho de la mañana. Además, agradezco poder aprovechar el fresco de la noche para avanzar en otros pendientes, ah sí, porque aunque uno de los proyectos está momentáneamente inactivo, me metí a un bootcamp (para aprender algo que me llama la atención) y sigo evaluando operaciones de cálculo en mi sistema, sí, de ese sistema hablo, el mismo que me provocó estar sufriendo actualmente, el mismo que hizo que el SAT me cobrara un monto mayor al esperado de impuestos este mes.

Mi plan con eso es lineal, saldar pendientes, incrementar las muestras y continuar explotándolo en lo que se pueda únicamente con recursos propios en riesgo. Según mis números estaría tocando el millón en beneficios en unos tres años. Aunque ya saben, hoy descubro una cosa, en una semana eso que descubrí fue copiado y perfeccionado por alguien más. Esto de la investigación lo único que deja, es el hambre constante por aprender nuevas cosas.

A veces es mejor revelar los sueños para que alguien más los aproveche a dejarlos morir en la cabeza, me ocurrió un número considerable de veces en el pasado y tengo la sensación de que seguirá ocurriéndome; eso no me preocupa, mientras tenga la oportunidad de producir y que las manos me sigan funcionando, incluso si es trabajando por mera supervivencia, es algo que no me aterra.

Vine aquí a escribir a más de un mes que lo hice por última vez, en aquel momento quería poner a andar maquinaria, me interesaba hacer algo distinto, pero me contuvo el compromiso laboral, las obligaciones agresivas llegaron al punto de volverse invasivas, estaba muy desorientado, desanimado, harto y agotado.

Hace años me inventé un idioma, lo utilizaba para nerdear. Ya saben, con reglas gramaticales, estructura, etimologías y distintos tipos de palabras. En mi ilusión, planeaba utilizar esa información en el futuro, cuando escribiera ciencia ficción, hasta ahora, el tiempo me va ganando. Las responsabilidades sociales que me fuerzan a ser un ciudadano de bien, son las mismas que me mantienen sometido. Más allá de la carencia económica y los límites intelectuales, se encuentra el hecho de que ser parte de esta gran maquinaria de producción que funciona a la orden del día me obliga inminentemente a reducir al mínimo la libertad creativa.

Soy un vivo ejemplo de que se puede ser continuamente miserable en medio del potencial desaprovechado; es claro que mis ideas de nada sirven a aquellos que rigen la opinión pública, que si no, ya habría salido del agujero hace mucho tiempo. En fin, solo diré que sigo jugando con los beneficios del tres y el once.