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 "Alexa, buenos días."

Rutina. Eso con lo que las personas saludables inician cada mañana y que se ha vuelto una herramienta fundamental en las mentes propias de la modernidad; algo que a pesar del tiempo transcurrido, difícilmente he podido adoptar de la mejor manera a mi estilo de vida. Porque me encuentro en constante cambio.

A veces leer un poco, otras escribir, algunas más dándome un baño y ya de plano las peores, encendiendo la computadora para iniciar la junta del día; hay quienes aprovechan para tomarse un café en ayunas (muy bueno sin azúcar si están buscando quemar grasas), salen a hacer ejercicio cardiovascular matutino o corren al gimnasio, e incluso como mi madre, que toman algún instrumento de limpieza y empiezan con labores domésticas.

En mi caso, quisiera depender menos de la rutina y más del esporádico, pero no funciono así; tengo que reconocer que la ausencia de un orden por lo general está vinculada a una incomprensión del "qué sigue" en cada paso que doy. Así que mientras una parte de mí quisiera con desbordantes ganas salir a caminar cada mañana a respirar el aire fresco del día y obtener energía, la otra no encuentra forma y lugar ni para su existencia. Sin ser una excusa, pero es obvio que solo uno sabe lo que lleva a cuestas.

Me gusta la idea de ser honesto conmigo e incluso en mis peores circunstancias reconocer que algo me falta, en este caso particular, claro está que requiero adoptar nuevas rutinas que fortalezcan mi estado mental, espiritual y físico. Como hace años llegué a hacer, tener actividades en calendario de forma ordenada me lleva lentamente a alcanzar objetivos previamente establecidos.

En su momento fui víctima del tiempo, me animaba a conseguir todo casi inmediatamente. Si se trataba de bajar y mantenerme en mi peso, me decía a mí mismo, lo puedes lograr en un par de meses; cuando me refería a algún aprendizaje, me determinaba a acabar de estudiar tan pronto como pudiera, dos, tres, cinco horas al día, las que fueran necesarias; respecto a la literatura, por ejemplo, llegué a un punto en el que me sometía a leer un libro al día. Y eso está bien, hasta que te consume; la cosa con algunas personas ya visto desde una perspectiva externa, es que se obsesionan bastante, llamémosle apasionados, por leerse menos agresivo.

Pasa que me he muerto en el sentido de que ya no percibo esa chispa en mí, al menos no con la intensidad que solía suceder; las razones pueden ser varias, zona de confort, apatía, conformismo, desgracia, pena, lamentación, tristeza, disgusto, desánimo, miseria. Casi como nombrar las cartas de una lotería que nadie quisiera poseer. Todo podría estar en cierto sentido vinculado a mi entorno, lo reconozco. Es probable que la concentración de metas incumplidas haya roto mi objetivo principal, que es estar bien, y llevado consigo al efecto contrario. Porque siendo sincero, ustedes como yo sabemos que una vez que fallo en adquirir un propósito, el siguiente lazo lo coloco a mayor distancia que el anterior.

Pues esta vida que aunque para la mayoría se trata de acumular victorias, para mí es una especie de: "En la siguiente voy a intentar una mejor puntuación", y a pesar de recolectar consecución de fracasos, seguiré haciéndolo reiterativamente.



 Pasa que antes me sentía incomprendido por las opiniones ajenas que tuvieran de mí; en mi corazón lo que más anhelaba era caerle bien a los demás, deseaba como mi máximo objetivo ser magnético y causar empatía de inmediato; hasta que hace relativamente poco pude reconocer realmente que cada uno está luchando su propia batalla.

Aunque nunca he sido de tomar represalias y prefiero continuar a la siguiente meta; lo cierto es que hubo un tiempo en el que las actitudes e hipócritas personalidades me hacían querer decirle a todos: "Hey, esta persona miente" o "esta persona esconde tal o cual complejo", solo eran deseos, nunca concreté algo de eso gracias a las limitantes bajo las que me he regido toda la vida.

Lo que me pasa ahora es justamente lo contrario, situación, acción o personalidad que encuentro un poco incómoda en mi percepción subconsciente (generalmente atinada), me mueve a meditar las luchas por las que estará pasando, los problemas que habrá atravesado para encontrarse ahí y las brechas que existen entre ambos además de la forma en la que el entorno habrá causado impacto para ser como es.

Lo mencionado en el párrafo anterior me resulta inmensamente liberador; porque permite motivarme en la única persona que debe de importarme realmente mejorar, o sea yo. Además todo este asunto de analizar lo único que hace es otorgarme más herramientas de autoevaluación, pues es obvio que lo que veo en otros y me provoca "batallar", en ocaciones, es aquello que me podría servir como maestro espiritual y mental, llámese para mejorar mi forma de ser, para comportarme de una manera más agradecida o simplemente para actualizar mi software de misericordia y tolerancia.

A veces escribo de las cosas lindas que me ocurren, si no ven mucho de eso por acá, es porque la he pasado mal, y se vale. Hace meses leí un meme que decía algo así: "Sé que estás pasando por momentos difíciles, pero recuerda, tú te los buscaste". Y obviamente es igual a restregarme en la cara las malas decisiones que he tomado. Aunque divertidísimo.

Atrás quedaron los intentos de hacer funcionar mi cabeza de una manera radical y revolucionaria; probablemente he sucumbido ante lo que la sociedad esperaría de alguien de clase baja y origen humilde como yo, "mantenerme endeudado y ahogándome en la miseria". Pero me siento en un punto en el que no deseo culpar a otra cosa que no sean mis propias fallas a la hora de seleccionar opciones; aunque para nada me pienso quedar revolcándome en la depresión.

Es como si un interruptor en mi interior hubiera cambiado de posición; y donde antes hubo autocompasión, lástima, dolor y pena; hoy me siento más fortalecido que de costumbre. No les voy a mentir, la tristeza es por razones circunstanciales parte de mi día promedio; pero se ha vuelto tan común la convivencia con la misma que a veces hasta se vuelve incentivo para fenómenos graciosos. Como si fuera algún personaje de comedia muda en blanco y negro, que después de la caída aparatosa, acepta las risas y sigue adelante.



Mirando al reflejo en la pantalla me pregunto si todo va a estar bien, si conseguiré superar las batallas que vienen; antes de permitir que la duda se apodere de mí, tomo el teclado y comienzo a escribir un poco:

¿Cuántas veces habría muerto hasta ahora de no ser por la bendición divina? Ahogado, asesinado, atropellado, en una explosión, en un terremoto, como consecuencia de algún golpe fatal o frente a un virus letal. Cada día estamos expuestos, los peligros acechan de un momento a otro, y sin embargo, comprender que somos insignificantes, que nuestra importancia no supera el círculo más cercano, nos debería valer para recapacitar el valor de nuestra existencia misma o por qué hay quienes prefieren arrebatársela.

Al observar las dimensiones de mis problemas, con un ojo pesimista, tiendo a sobreexplotar los desenlaces negativos, no me pongo del lado de la experiencia ante la circunstancia, o a mirar a través de "oportunidades" que se presenten; mi cabeza, por lo general no entiende de visiones con resultados beneficiosos, para nada. Eso te puede volver parcialmente víctima de paranoia, e incrementar, de forma consecuente la desconfianza.

Qué necesidad hay de ser alfa en un mundo en el que la inmensa mayoría anhelan eso; para presumir superioridad de índole cualquiera hacia una audiencia efímera, que se desvanece al primer dejo de debilidad, cuando puedes enfocarte en explotar las características que te hacen particularmente distinto; llámense gustos, peculiaridades, estilos, talentos, actividades o maneras de pensar. Habrá algo que el autoproclamado "alfa", por mucho que se esfuerce jamás podrá alcanzar, es probable que intente imitarlo, con fallos evidentemente perceptibles desde la experiencia, pero imposible será que lo domine, y eso es, el autoconocimiento. Pues al vivir nutrido de la opinión ajena, reduce al máximo la esencia propia y se convierte en un objeto de consumo, un producto.

Con esto no estoy diciendo que sea imposible ser un sujeto alfa, obviamente los hay constituidos desde sus principios; más bien hablo de los que, por una férrea necedad de alcanzar el concepto deseado, abusando de la mímica sin temor al absurdo, se construyen un altar al egocentrismo, porque rechazan la idea de saberse inferiores, y falsamente, se ponen el abrigo que no les pertenece. Esos son los que terminan cayendo, y al hacerlo, de forma estrepitosa, el público mismo que tanto procuraron es el que se mofa al verles fracasar. Así se diluye hasta su mínima expresión el héroe que no quería soltar el pedestal, y no termina con los pies en el piso, como muchos otros, sino que se embarra de bruces contra la realidad.



Sujetos Alfa

Por
Mirando al reflejo en la pantalla me pregunto si todo va a estar bien, si conseguiré superar las batallas que vienen; antes de permitir que ...

En ocasiones me gustaría que la vida fuera como el software en una computadora; que sin importar lo mal que te encuentres, lo feo que te haya tratado tu entorno, puedas simplemente formatear y dar una especie de reinicio de fondo. Y cuando tus recursos generales están bien, puedas continuar desempeñándote de la mejor manera una vez actualizar y reinstalar los componentes más necesarios.

Bajo esa premisa, estuve "limpiando" mi computadora, quité un par de cientos de "favoritos" que me causaban estrés a una lista de unos treinta links que utilizo más comúnmente de lo que esperaba. Además de eso, desinstalé un par de herramientas que probablemente haya que volver a configurar si las necesito de nuevo, y estoy en ese punto, entre decidirme si darle formato de una vez o continuar con lo que ya tengo. Estaría padre que el MacOS "Monterey" quede en un renovado equipo, pero sigo pensándomela. En este momento no hay nada en ella que verdaderamente me pese perder al dar formato. Lo que no está almacenado en la nube, lo tengo en discos externos, así que sin problemas lo podría hacer.

Una de las prácticas que recientemente adquirí, es la de mantener mi computadora lo más limpia que me sea posible. Eso significa que descargas, software, documentos, multimedia y demás, se van cada cierto tiempo; habrá que hacer un poco de publicidad a la excelente herramienta que es CleanMyMac.

Tengo un pleito actual con el teclado y el pad del equipo que me otorgaron en el trabajo; falla mucho, no reacciona al tiempo que lo requiero. Admito que comprendo a las personas que les gusta tener sus dispositivos tan actualizados como sea posible, seguro estoy de que me podría beneficiar de un teclado externo pero las restricciones de seguridad por parte de la empresa me impiden conectar dispositivos externos (las cuales, dicho sea de paso son una lata).

My life is not working fine and I understand, but I'll keep trying until my last day.

Entonces, ¿qué va a pasar a partir de ahora? Sinceramente, no lo sé. Estoy estudiando cuando hay oportunidad; trato de ponerme retos más interesantes, consciente de que no he podido aprender al ritmo que los mejores y eso me pone algo triste. Me he sentido más consciente; preocupado, sí, pero consiente de que de nada me sirve quejarme para salir de apuros.

Esto del cambio de horario, también viene a hacerme sentir mejor, hay una sensación de disminución en el ritmo de todo el entorno que me envuelve y provee una comodidad inexplicable; ¿una hora puede hacer la diferencia? No lo creo, solo pienso que hay bastantes detalles ligados al control de mi estabilidad, desde un contexto relajado y un equipo funcional, hasta un clima sin el calorón que había estado haciendo o comer saludablemente. Probablemente habrá quién piense que exagero, pero simplemente considero que soy uno con lo que me rodea y no puedo evitarlo.



 Solía pensar que el éxito llega a partir de características y cualidades que despertaran interés y diferenciaran del resto, y que tarde o temprano a cada uno de los que no se aferran a la idea de seguir modas los alcanzaba de alguna manera, ¡qué equivocado estaba!

Con el pasar de los años, comprender tantas cosas que antes no hacía se ha vuelto una experiencia diaria; esto del discernimiento se me da de maravilla y sin embargo prefiero guardar silencio para ver el suceder de los demás. Pues la ambigüedad del predicador en mi interior me limita a no ser parte de lo que está allá afuera. Aquí es donde cabe aclarar que no es por "sentirme especial" ni mucho menos, es más por aquello de permanecer en lo oculto. Bien sabido es que una vez que pones un pie en el dominio y gusto de las masas, te tienes que someter al régimen y los lineamientos del sistema que hayas escogido.

Pero ¿qué beneficio encuentras en ser un "Don Nadie"? Creo que el mayor está en no verte expuesto de modo que se convierta en algo insoportable. Cuando tú mismo te cuestionas los eventos en el entorno, lo que esperarías de un ambiente crítico, es que suceda lo mismo, pero a escala. Aunado a eso, la necesidad de atención trae consigo otras consecuencias repletas de engaño; por ejemplo, que percibas tu dimensión significativamente mayor al resto y alimentes un ego de por sí ya elevado.

Pero no es tan accesible aceptar la insignificancia, ya que nos resulta natural, incluso en nuestros círculos más cercanos, mostrar cierto protagonismo. Que si el jefe, que si el administrador, que si el que habla, que si el valiente, que si el que propone, que si el inteligente, que si el atractivo, que si el atlético, que si el religioso, que si el alto, que si el bajo, que si el blanco, que si el adinerado, que si el moreno, que si el gordo; de entre todas las posibilidades físico-intelectuales posibles, habrá una en la que te termines percibiendo como el protagónico, a nadie le gusta contar una historia de vida de la que no sea parte.

Aunado a lo anterior, está el claro ejemplo de que en casa, dentro del núcleo familiar, siempre encontraremos la manera de sobresalir en sinnúmero de formas; siendo el primo, el tío, el sobrino, el hermano, el padre, el abuelo, el hijo o el hermano que a partir de características específicas se vuelva especialmente distinto. Entonces, por donde le busquemos, es imposible permanecer gris ante todo y todos; tendríamos que literalmente convertirnos en ermitaños y aislarnos en un punto remoto, lo cual, irónicamente nos haría especialmente diferentes al resto. Por tanto, ajenos al "Don Nadie".

Entretanto que argumentamos si una persona posee una cualidad específica que le convierta en dispar, deberíamos reconocer que es prácticamente imposible seleccionar a alguien que sea completamente intrascendente, y valorar un poco más el trabajo que se hace por permanecer cuerdos en un contexto que cada vez más nos fuerza a reverenciar tendencias y desprestigiar a quienes no acuerdan con el pensar del grueso social.

Esporádicamente me di cuenta que con cada acción por la que tratara de ocultar mi personalidad al resto, el impacto sustancial era, aunque no declarativo públicamente por parte del entorno, sí evidenciado. Por lo que he decidido abrazarme de lo que venga, aceptar la responsabilidad y a pesar de estar sin un centavo en la bolsa brindar lo único que me queda, las letras. por consiguiente, ahora más que nunca he de darles el valor que merecen. Ellas han estado ahí conmigo en los peores momentos, me han servido para reflexionar, expresar amor, agradecer, liberar miedos y dejar salir las tristezas que me agobian.



 ¿Qué haces cuando no tienes nada más por perder? En mi caso, existir es la única posesión que me queda, lo demás se ha ido. Analizando las cosas, pensando tiempo extra en las herramientas que tuve a la mano, me decepciona no haber sido suficientemente astuto para utilizarlas con inteligencia.

Después de una historia en la que a pesar de mis problemas y tristezas temporales siempre encontraba la manera de volver a encaminarme al gusto por trabajar, invertir, iniciar proyectos y envolverme en sucesos agradables, ahora los eventos no aparentan salida. Definitivamente no ha sido culpa de algún factor externo, estoy muy agradecido con las experiencias que pude alcanzar, aunque eso no me ha servido para gran cosa.

¿Qué hace un carpintero recién despedido? Toma su caja de herramientas y busca con quién trabajar o se dispone a hacer sus propias creaciones. Digamos que en mi contexto actual, hay herramientas, tantas como para salir de las penurias en las que me encuentro; lo malo, no tengo motivación alguna, la perdí, no encuentro la forma de ponerme a estudiar los más de trescientos cursos que tengo pendientes por realizar, los doscientos libros en mi estantería personal, los miles de enlaces a productos de consumo y producción de material intelectual.

Solo sé que están ahí, que funcionan, que son efectivos y poderosos en las mejores manos; pero las mías, las mías no se sienten bien, no quieren trabajar más. Están hartas. Ya estoy harto. Estoy fastidiado de no poder lidiar conmigo mismo. Estoy encerrado en una jaula digna de los gustos de la condesa Báthory. En una jaula de pensamientos de incompetencia recurrentes. Quien haya estado en una situación similar a la mía, en la que por más que trato de asimilar mi situación, tengo la constante voz en mi cabeza repitiéndome "no eres suficiente, deja ya de intentarlo" entenderá de lo que hablo.

Como saben, cuando empecé a redactar en este lugar lo hice como una salida a algunas cosas en mi cabeza, me hundí en la poesía con el único propósito de sentirme útil de un modo poco convencional, enamorándome y olvidando en cuestión de días. Estuve convencido de que iba a lograr algo, que tenía la capacidad de competir en el mundo que me rodea; hoy, la realidad me abruma, pues soy consciente de advertir que el éxito no ha querido atraparme.

Poco a poco he visto morirse a mis expectativas. El optimismo ya no anda de la mano conmigo. Todo aquello que he amado se ha esfumado con el tiempo. Desde mi hermano, hasta la última sensación de sentido. Ni siquiera estoy anhelando el pasado o planeando el futuro como solía; mi situación del momento no da para creer que seré capaz de salir adelante. La fábrica de ideas que solía ubicarse sobre mi cuello repentinamente ha enviado a su personal a casa.

Con este enorme vacío existencial llega la incomodidad y la infelicidad. Es un gusto para mí ver cómo la gente que quise que nunca me abandonara ha ido por sus propios sueños y los ha logrado. Eso me hace en una manera extraña sentir que el problema soy y siempre he sido yo.

Recuerdo estar en la secundaria lleno de energía, optimismo y esperanza cuando alguien se acercó a mí a preguntarme: ¿Cuál es tu mayor miedo? Y con toda la seguridad del mundo respondí: Yo mismo. Todo tiene sentido, pues nada me causaba mayor horror que no saber lo mal que puedo llegar a sentirme ante mis propias pésimas decisiones. Y verme caer en un abismo de incertidumbre constantemente ha debilitado a mi parte pensante. Las personas dejan de creer en mí, la confianza se va, el autocontrol se termina, los brotes de ansiedad repentina regresan, y el lado más grotesco y monstruoso de mi ser comienza a fortalecerse.

¿Qué más da?

No necesito dinero, comida, atención o estima. No me importa nadie, ni nada. Estoy aquí por el caos.

Ya no puede uno simular el cerrar un cuaderno para dejar de escribir, en tal caso, lo más similar sería cerrar la computadora y abandonar las letras. Dichosos ustedes que no tienen que tratar conmigo de cerca. Ojos llorosos, espalda adolorida, cansancio crónico acumulado, fastidio evidente, un anciano.

Tomaré notas en mi cuaderno y pondré aquí un poco más si tengo tiempo. O tal vez no lo haga. Cualquier idiota tiene el potencial de escribir una historia si así lo quiere. Solo basta con dejar que las palabras broten en orden de la sinergia entre dedos y mente, lo demás, se cuenta solo. He leído a escritores y experimentado obras tan terribles que fácilmente puedo obviar que han sido forzadas con financiación. No es que me importe. Para el mundo actual, todo se mueve y funciona por dinero. Hemos dejado de valorar el talento por lo que es, y cuanto más observo hacia el futuro, con mayor razón me doy cuenta de que otros en situaciones similares a la que fue mi origen, jamás conocerán la gloriosa dicha de la libertad. Gustoso debería sentirme ante tal odisea, pero no; porque la mayoría de esos pequeños bribones jamás tendrán acceso a lo real, solo serán esclavos de sus propios gustos y tendencias, hasta que, llegado el punto, sirvan como medio para seguir produciendo bazofia.

"Se escucha un rugido, ramas quebrándose, la niña posa su mirada fija en el horizonte. Tirada sobre la nieve. Se está muriendo de miedo. Ocho años tiene y a penas es consciente de que está por sucederle algo horrible. El costado todavía le duele. La sangre fluye desde la pieza de metal incrustada en su cuerpo hasta su pierna izquierda. Se acerca. Puede percibir el aroma a putrefacción. De entre los árboles una sombra emerge. Las lágrimas en su rostro repleto de dolor viajan al suelo de la oscuridad en medio del bosque. Un par de brillantes ojos rojos la penetran." Deja eso. No sabes hacerlo así como ninguna otra cosa de las que te propones. 

Forzándome estoy a terminar este capítulo, es crudo pero necesita ser expuesto como parteaguas de lo que está desarrollándose en mi interior. Si bien no es bueno o malo, solo son letras impresas en pantalla; la sincera pasión en cada línea libera un poco más de lo que quiero hacer. Definitivamente me he dado por vencido, sin duda no soy capaz de crecer en esta escalera cada vez más competitiva, igualmente no creo superar mis miedos y dejar atrás defectos tan fácilmente; pero entre toda la porquería, desde los escombros, a pesar de que lo he perdido todo, lo único que nadie podrá jamás arrebatarme, son las ganas de escribir.



 Tras el rush mental, estoy de vuelta. Ni más fuerte, ni más inteligente, ni más nada, solo yo, con lo poco que me queda de existencia. En mi mente viajé a una dimensión en la que estoy en un lugar frío y cómodo, el servicio de internet es de primera, hay silencio que me permite concentrar, el lugar está decorado de forma minimalista, con los muebles óptimos para el trabajo, huele bien, mi piel tiene una textura suave, estoy recién bañado así que me siento limpio. Para enriquecer la concentración del momento, a manera de fondo, a un volumen bajo, comienzan a sonar melodías clásicas sin voz en ellas, ligeras, relajantes. Junto a mí, una mesa de centro con una ensalada de la casa (de esa que tiene vinagreta) y un gran vaso con agua, refrescante, cristalina, deliciosa.

Abro mi computadora, notas a la mano, comienzo a redactar una historia.

Así es como quisiera estar, pero la realidad me abruma. Ruido, incomodidad, calor, desesperación por todo el cuerpo, el escozor constante provocado por la sensación de ausencia de limpieza y frescura; es que el calor es un fastidio. Y el aire del ventilador, resecándome la piel, dañino. Ni recién lavado puede uno permanecer con la piel preciosa.

¿Qué hice para sentirme ajeno cuando estoy en mi lugar de origen? Nada nuevo hay que contar para responder a eso; la verdad es que desde que tengo memoria, mi mente está en otra parte. Aquí soy un subalterno, un esclavo, un sirviente, un subyugado. En mi pensar, estoy libre, mis manos se sienten cómodas colocando palabras una delante de la otra, mis ojos descansados, la espalda no me duele por las posturas, mi ser está relajado y en armonía con el Universo.

Jamás lo entenderán completamente, porque quienes recién me conocen, saben poco o nada de mí; y quienes creen conocerme de toda la vida, ignoran por completo lo que hay en mis anhelos. Simplemente he sido usado, como medio, como herramienta, como apoyo. A todo esto, obviamente lo he permitido. He dejado de lado mi libertad por ayudar a que otros se impulsen un poco; algunos tomándome como antagónico, otros como secundario o fugaz. Pero al final estuve ahí, lo recuerden o no; sin fijarme en los créditos porque no les otorgo la importancia que los demás. Recordando desde la sombra de una mente analítica; identificando a los que me mienten a la cara, dándome cuenta de aquellos truhanes que se mofan y utilizan el sistema para favorecerse, los fraudulentos, los pseudoastutos, los rencorosos, los comprometidos, los viciosos, los cobardes, los codependientes, los patéticos, los rencillosos y los egocentristas.

Ahí van todos, tratando cada uno a su modo de abandonar las miserias en su interior. Cada uno utilizando los medios a su alcance. Desde aquí, sin emitir juicio alguno porque en definitiva es algo que no me corresponde, un suspiro, y sigo con mis cuentas. Cada vez más complicadas, cada vez con mejor aspecto, pero siempre, siempre, resolviendo algo, ya sea interno, global, particular o de un presente alterno.



El Escritor

Por
 Tras el rush mental, estoy de vuelta. Ni más fuerte, ni más inteligente, ni más nada, solo yo, con lo poco que me queda de existencia. En m...

 –¿Por qué no has escrito nada? Se supone que tú tenías esa capacidad. ¿Qué ha pasado contigo?

–Se supone, tú lo dijiste. Mi cabeza no da de sí. Te puedo contar la razón por la que me encuentro de esta manera pero no tendría sentido. A final de cuentas nadie lee esta clase de cosas, donde no existe un héroe y mil villanos, donde el único rival a vencer es el que te roba el sueño por las noches, el que te obliga a equivocarte donde antes no lo hacías, el que te obstruye el pensamiento y el razonamiento. El que ya está cansado de la existencia misma, pero sigue aquí, repitiendo constante que eres basura.

–Estás mal por creer eso, no te esfuerzas lo suficiente y no aprovechas los talentos que tienes, estás dándole vueltas a un problema en el que te atoraste hace tiempo, y del que pareciera que no deseas salir por ahogarte en la autocompasión.

–Me tienes harto. Me tienes harto tú y todos los que piensan así de mí; los que juzgan cada una de las decisiones que he tomado como algo erróneo. Estúpidos. Todos ellos. Al solo asegurar que he vivido oportunidades similares a ellos, con ganas de cachetearlos. Si me siento tal como me siento, es en gran medida por el agobio que es vivir; he tenido dos cartas en esta mano, y el juego, hasta ahora no me ha dado la oportunidad de jugarlas. No soy como la mayoría, que si se cansan a medio camino pueden simplemente arrojarlas todas y volver a apostar. No, yo no tuve esa oportunidad, yo me tengo que aguantar a que el croupier suelte algo que pueda convenirme; pero hasta ahora, hasta ahora solo me ha tocado aferrarme a mis dos pequeñas cartas.

–¿Qué dices? ¿Por qué el afán de compararte? ¿Por qué no hiciste como los demás, los que salieron del mismo estrato que tú, mancillando a alguien bien eróticamente, bien socialmente con el fin de escalar y convertirte en estandarte. En lugar de estar constantemente quejándote.

–He ahí el origen de la aberración a abandonar las sombras; la mayoría lo hace sobre los cuerpos tirados que pisotean a su paso; y mi intención no es, ni ha sido nunca, amedrentar para crecer. Y hablando de comparaciones, cada segundo desde el instante en el que nacemos somos prueba de esta herramienta de instrucción. Mejor cállate, no digas idioteces.

–Reitero mi postura ante tu poco deseo de prosperar. Es como si me dijeras que las puertas han estado frente a ti toda la vida y simplemente no has querido cruzarlas, solo te quedas ahí junto a la entrada, a llorar tus penas y a rogar que tus miserias se vayan. En tu intención de ser observado, pasas desapercibido porque no "cacareas" tus logros y reiteras en la constante presencia de tus fracasos. ¿Qué estás esperando? ¿Que un ángel llegue y te extienda la mano para sacarte de donde estás? Eso es básicamente dejarse morir.

–Estoy en un punto en el que ni eso me hace concordar. Pueden criticarme cuanto quieran, pero a pocas personas conozco con la imposibilidad de conciliar el sueño de manera crónica a causa de la ansiedad como yo; y con mencionarlo no trato de victimizarme, solo escupo un argumento que alguien que no ha estado en mi condición vería difícil debatir. Argumentar desde la obviedad es sencillo, desprestigiar a otros por el solo hecho de no verse, hablar o juntarse con ustedes es fácil. Pues la sociedad en sí, como existe, está modelada de tal forma en la que puedes ser agresor o agredido. Y lo del ángel, no creo que pase algo así, soy demasiado cobarde para autodestruirme hasta consumar la obra. Simplemente dejé de anhelar, de sorprenderme, de sentirme optimista o querido. Me volví gris, de un gris opaco que no te das cuenta que está ahí, quizá incluso tampoco te enteres cuando ya no esté.

–Bájale un poco a tu drama, he conocido a enfermos terminales con una mejor actitud hacia la vida que tú; dime ya qué es lo que verdaderamente te pasa. Antes no eras así, podíamos hablar durante horas, nos entendíamos, nos poníamos retos juntos y los alcanzábamos. Ahora es como si hablara con un sujeto extraño, al que le han robado la esencia y solo está para cumplir; reutilizando tus propias palabras: Una autómata.

–Pues lo describes perfectamente, eso soy; un elemento en un sistema a medio funcionar, que no es lo suficiente y queda debiendo para ser lo necesario. Entre las muchas maneras de asimilar mi realidad, deduje que soy una especie de máquina programada para cometer errores, lo que significa que hasta ahora, sin importar hacia dónde dirija mis energías, todo cuanto me ha brindado satisfacción, se ha esfumado y ha desaparecido de mi historia. Un ser desmenuzado, con amores fallidos, hermanos muertos, crisis abrumadoras, conocimientos ínfimos, empresas acabadas, imágenes eliminadas, historias nunca contadas. Solo quiero que me dejes descansar un poco, por favor, que te retires y me permitas dormir al menos un par de horas. Pues probablemente mañana, tú también me olvides.



Un mes ha pasado desde la última vez que me paré aquí a escribir un poco. Me llegan las conclusiones de si habré perdido mi capacidad de conectar ideas o me he envuelto tanto en cinismo como para aceptar que estamos perdidos sin deseo siquiera de esforzarme más por ser distinto. Como un súbito encuentro en el que mi realidad atropella, aplasta, destruye y desmenuza mis sueños hasta convertirlos en anhelos inexistentes.

Donde cada una de las personas que han pasado ha dejado mella y mi vulnerabilidad es ahora un goce que discrepa con lo que el entorno celebraría en el contexto de benevolencia, excelencia o pulcritud.

El "me da igual" se vuelve un mantra casi budista que aplaza lo difícil a su imposibilidad absoluta, sumergido en la rotunda e inminente llegada de un presente mísero, sin ánimo alguno, cual autómata, resumido en un "trabaja y paga", sin nada por disfrutar o reconocer con asombro; entonces tal parece que es lo segundo. El cinismo me tiene absorto y se ha apoderado por completo de mis extintos gustos temporales.

Y como veo las cosas, cada efecto conveniente o inconvenientemente causado por el entorno es siempre un asunto de geografía; historia, quizá en segundo término. Y lo que yo solía considerar como algo alcanzable con mi limitado razonamiento, en el entendido de desarrollar las herramientas óptimas para lograrlo, lamentablemente no era más que una falacia consumada en mi interior. Pues por lo observado, lo experimentado y aprendido al paso de mi andar, es que cada cual "logro aparente" que puedo redargüir en prójimos, es simplemente la respuesta a la usurpación, el crimen, la estafa, el engaño, la maldad y el abuso aplicado a otros.

Entonces, entre mis solemnes palabras domingueras, probablemente no haya a ningún lado más para ir, y me encuentre enrollado en un circunloquio sin final, con el firme propósito de enmendar carencias intelectuales, físicas o emocionales a través de párrafos que seducen, se extravían durante su creación y añoran ser comprendidos a la vez que admirados.

Que Dios nos brinde una salida a todo el mal que nos aflige, que se detenga el número de enfermos y muertos, es lo único constante en mis ruegos. Pues ya no vive la persona que antes era en mí, el supuesto ser inteligente que no tenía miedo a los obstáculos y deseaba fervientemente superar limitaciones y obstáculos. Lo de hoy es continuar respirando, hacer lo que me toca y restituir lo que he perdido. Aunque eso represente la totalidad del valor en tiempo del rastrojo que queda del redactor.



Un Mes

Por
Un mes ha pasado desde la última vez que me paré aquí a escribir un poco. Me llegan las conclusiones de si habré perdido mi capacidad de con...
Hubo un tiempo en el que escribía todos los días acerca de las bellezas de la vida, más adelante las desgracias comenzaron a llegar, una subsecuente a la anterior, y después miraba al cielo, con las esperanzas casi perdidas, extraviándome en el pensamiento de no conseguir nada a pesar de mis esfuerzos. Fracaso tras fracaso, ¿una pena? Ni idea, en estos momentos no tengo cómo probar lo mal que me trata la existencia; sin embargo, aquí andamos. Llorándole, tal vez, pero aguantando los golpes conforme van llegando. Catarsis.

Hace un par de meses conocí a un tipo, telefónicamente, el cual se encontraba en una situación fea, endeudado hasta la nariz, con la dicha de tener nacionalidad extranjera, se fue e hizo de la vista gorda ante la deuda que dejaba atrás en el país que lo vio crecer. Eso no me parece racionalmente justo, creo que huir a las deudas es algo que no haría, a pesar de que me estén ahorcando ahora mismo.

Ayer un amigo me dijo: "no te vayas a suicidar", y pues no, tampoco. Llámenme ingenuo o cobarde, no importa, el punto es que no me desharía de mi vida con tal de escapar a mi realidad, por difícil que esté, aunque seguido tenga que llorar, la prefiero.

Pensando de manera fría, no pasa de que termine en prisión, qué más da, estar encerrado transitando diversas penas no es muy diferente a estar encerrado cumpliendo una condena; aunque claro, se valora la libertad, y por eso mismo me siento comprometido con pagar mis pendientes, sin renunciar. En algún momento le dije a mi amigo, el que me puso en esta situación compleja, que ya estaba acostumbrado a ser pobre, y no tengo miedo a continuar en pobreza un par de años más, ni modo, si es lo que me toca, me aguanto. Toda la vida hemos sido así, durante mis primeros años vivíamos en una casa de cartón con notables carencias, y mis papás en casa satisficieron la miseria económica con inmenso amor. Por ellos y gracias a la familia que me rodea es que un día terminé la carrera y por eso mismo siento una enorme responsabilidad de actuar recíprocamente, sin rendirme hasta lograr darles algo en retribución. No he podido, lo sé, estoy consciente, pero cada que puedo lo intento una vez más.

Aquí cabe identificar que cuando me impongo metas suelo ver hacia arriba siempre; para algunos son imposibles estando en el contexto que me encuentro en el momento que lo hago. Y así, con la invaluable ayuda de los amigos, conocidos y familiares, poco a poco he ido escalando superando obstáculos. Obviamente también la carencia de sueño, las limitaciones intelectuales, la falta de confianza en mí mismo y otros complejos menores, han sido parte de la trayectoria. Se ha tenido que trabajar de la mano con expertos en la mente, leído tanto cuanto he podido (lo cual, por cierto, admito con pena no haber hecho en mayor medida el año actual, espero reincorporar el hábito pronto), escribiendo para resarcir internamente la herida, autodialogando e introspeccionando acerca de los hechos; qué más da que el Universo esté repleto de personas mejores en comparación, cada uno de nosotros ha tenido que recorrer un camino distinto y no sé qué tanto o tan poco parecido a mí sería alguien que haya andado exactamente en los mismos senderos que yo.

Entonces cabe analizar la parte del ego, esa que siempre me ha causado desagrado. Porque mientras algunos consideran que soy un ególatra, otros quizá me vean como egocentrista; mi familia, las personas con las que más contacto y comunicación tengo, saben que en verdad soy alguien desprendido y que quiere lo mejor para ellos. Quizá al ojo de alguien a quien no le presto demasiada atención soy "el malo", así como para mí hubo antagónicos en su momento (un abrazo donde estés, Zaira).

También hay otros que me consideran como alguien que está intelectualmente limitado, o muy por abajo de su nivel; y pues bueno, si se me mide por mi capacidad para hacer algo que no conozco, definitivamente lo estaré. A final de cuentas la historia que he venido a contar es esa, que no soy más ni menos de lo que un tercero pueda interpretar de mí; que si esa persona piensa que soy un excelente amigo, lo seré; que si deduce de mí que soy un bribón, también lo seré; que si alguien me considera mentiroso, grosero y déspota, bueno, no puedo hacer nada para cambiar su perspectiva; o si se da la oportunidad de conocerme y darse cuenta de que soy alguien amable, amoroso, generoso y sincero, sin lugar a dudas, todas esas virtudes las tendré.



No puedo dormir. El calor es terrible. Pero más que el calor, mi falta de esperanza es cada vez más evidente. ¿Qué significa que siga aquí, por qué no he muerto todavía? Les juro que me siento a otro nivel de mal, durante todo el día he tenido un torbellino de realidad que me azota a cada momento. A mi edad, mi padre ya tenía un patrimonio, ya vivíamos en esta casa, ya estaba por nacer mi hermana. Con los años que tengo, no puedo dejar de sentir que soy un desperdicio, un estorbo, un sujeto desagradable y extraño.

Sinceramente no sé qué sucede conmigo, o qué tonterías había venido deseando, ya no tengo quince, ni veinte; tengo treinta y cuatro y de mi vida no he logrado hacer nada. Ha habido buenas oportunidades que no he sabido manejar, he tenido cartas excelentes en mi mano que no he colocado a tiempo, he apostado por juegos que terminé perdiendo; literalmente, me siento como si fuera un objeto programado para la derrota. Y se los juro con el alma, estoy harto.

En lugar de ser bendición y alegrías, siento que soy una vorágine de miseria y tristezas; mis amigos, todos más arriba que yo, logrando cosas importantes. Construyendo, explorando, trabajando, encontrando, concluyendo metas; y mi mente, mi cerebro, o lo que sea que haya en mi interior, no me deja ni siquiera dormir tranquilo. De verdad quisiera superar este terror, despertar mañana y que alguien me dijera: "hey, todo esto ha sido un mal sueño, todavía tienes quince, sigue habiendo la oportunidad de que hagas algo bueno con tu vida".

Porque para cualquier lado que volteo veo gente exitosa, mientras que yo parezco un fantasma, cada vez más invisible a los ojos de los demás; con menos amistades, sin atractivo alguno, autoengañado, desilusionado. ¿Por qué no soy capaz de lograr algo que funcione? ¿Por qué sigo intentándolo cuando al parecer estoy descompuesto por dentro? No lo sé, se los juro que no tengo idea. Pero una cosa sí les digo, esto por lo que he pasado, de corazón, no se lo deseo a nadie.

Es muy desagradable no encontrarle el gusto a nada, que no exista belleza alguna que me motive, que hayan desaparecido mis ganas de esforzarme, que sienta que no soy capaz de aprender nada nuevo, que tenga la percepción de ir poco a poco convirtiéndome en el pordiosero que tal vez una vez soñé que sería. Pero si voy a ser pordiosero, no sé por qué sigo escribiendo aquí; o bueno, en algún momento dije que esto sería un recuerdo de las cosas por las que pasaba que quería leer cuando fuera viejo, eso si tengo la capacidad de leer y si llego a viejo.

Pero en serio, ¿por qué nada me sale? Es como si el destino se llamara sabotaje. No tienen idea de la presión por la que atravieso, no se imaginan siquiera lo mal que me siento y en las deplorables condiciones que me encuentro; y lo peor es que estoy agotado, me siento exhausto de no hacer nada bien. Estoy cansadísimo de intentarlo y no poder. Llegan momentos en mi vida en los que me quiero desconectar de todo, desaparecer, desvanecerme.

Y es que el círculo de gente que me tolera es el mismo, minúsculo, perfecto y estricto, sin modificación alguna; cuando alguien llega así se va, rápido, se aleja juzgándome. Recuerdo cada uno de los juicios que se han emitido hacia mi persona, es doloroso. Porque cuando estoy en medio de la necesidad soy invisible, y han sido muy pocos, contables con los dedos, los que se han acordado de mí y me han tendido una mano.

Pero si no soy nada, si no tengo nada ni a nadie, si no puedo, ni quiero, ni recibo o brindo; como un zángano sin oficio ni beneficio, si todo eso me describe y únicamente trabajo como autómata para restituir los daños que provoco en mi propio paso, y mis esfuerzos terminan en números rojos al final de cada semana; ¿cuál es el sentido de continuar así? Yo, con toda honestidad, me he rendido.

Perdí la capacidad de programar, de leer, de escribir, de aprender, de trabajar, de soñar, de dormir, de alimentarme, de ejercitarme, de vivir. Estoy aquí como el vestigio de lo que algún día fue un ser humano, pero no soy más que un cascarón gris, carente de esencia, en medio del olvido, apático, sin gusto, huraño, ermitaño, apagado, aburrido, roto, despreciable, solo. Si alguna persona lee esto y quiere venir a decirme que le ponga ganas, que no me rinda, que ánimo, o cualquier otra frase genérica de esas, puede ahorrársela. Estoy muerto, dañado o algo por el estilo, pero tengo muy claro a quienes les interesa mi existencia y quienes no dan un pepino por mí. I'm just tired of being useless.



 Es casi seguro que te dirán de todo para hacerte caer, tu responsabilidad únicamente es esforzarte por lo que amas; eso, a veces, a pesar de que los demás no opinen igual que tú.

Hace tiempo que no envío actualizaciones de cuentas, principalmente porque me habían estado quedando mal con algunos pagos; por lo que me vi, más profundamente sumergido en un rato de complicaciones. No he de decir que estoy feliz y de vuelta; muy por el contrario, estoy poco más lejos de recuperarme, pero ni hablar.

Buscaré un trabajo más, uno que me permita resurgir de mis pendientes. Pero no solo se trata de encontrar trabajo, es importante tener la capacidad de desempeñarlo. En el actual, estoy aprendiendo bastante. Hago cosas que antes no sabía y eso está bien, llega un punto en el que se vuelve divertido.

Aunado a lo mencionado en el anterior párrafo, vuelvo a clavarme en el aprendizaje, a ver qué puedo conseguir. No únicamente con propósito de aprender, sino de aplicar ese conocimiento en los demás proyectos que se presenten.

Hace unos días, tenía que actualizar unas queries manualmente (como cincuenta); encontré patrones y realicé las modificaciones automáticamente. Mi jefe no dijo nada, solo se sacó de onda de que el trabajo que me asignó para un par de días había quedado en a penas un rato.

Eso soy, eso me gusta, automatizar procesos. Programar para que las cosas se hagan por sí solas. Por ejemplo, en un scraping que realizaba solía tardarme días en descargar decenas de gigas de diversas fuentes; actualmente la descarga, la organización, la homogeneización, la limpieza de meta, la depuración, la compresión, el encriptado y el posting de data suceden gracias a un pequeño programa de administración que implementé. El trabajo de una semana lo realiza el microprocesador, quizá, en unas cinco horas. Aunque claro, me quedo sin esa máquina y la red se usa para eso.

En fin, ya no sé de qué estoy hablando; probablemente es porque estoy feliz de que el resultado de mi entorno de pruebas haya sido optimista conmigo. Eso y sentir que pude programar algo que necesitaba por cuenta propia; una de cal por las que van de arena.

Me ha ido mal, me ha ido terrible. Pero qué más da. Llevo como un mes que a penas hablo con la gente a través de redes, por eso quería venir a dejar esto por acá. A decir que a pesar de lo difícil que se ve todo, aquí ando.



Aquí ando

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 Es casi seguro que te dirán de todo para hacerte caer, tu responsabilidad únicamente es esforzarte por lo que amas; eso, a veces, a pesar d...

 Ha pasado un mes entero desde la última vez que publiqué algo por acá. Les diré qué, no estoy taaan ocupado, simplemente estoy distraído. Me disculpo. Mi vida no es lo que quisiera en este momento, pero hey, al menos las risas no faltan.

¿Qué puedo contarles que no sepan ya de mí? Oh, sí, recién estuvo mi hermana conmigo en Guadalajara; lamentablemente lo que iba a ser una semana de "cotorreo" resultó siendo una semana de asistir a una oficina sola, pegado a una pantalla, con cubrebocas, alejado de todo.

"Pero al menos tengo trabajo", es lo que me repetía continuamente en la cabeza; sabemos todos que mis ingresos actuales no me dan para saldar pendientes, pero ni hablar. Hay que aguantar.

He estado trabajando un poco en un experimento social; no sé qué tan buenos resultados obtenga, pero todo es parte de los "experimentos" que a cada rato se me ocurren y a veces nada más dejan como resultado beneficios de conocimiento, solo eso.

Quisiera recibir dinero de esas cosas. Pero por ahora sigue sin ser posible. De chiquillo una de las cosas que me llamaba la atención era ser investigador privado, mucho "suspense" en quel haber, supongo.

Si notan que cada fracción de este texto está más corta que de costumbre, ténganme un poco de paciencia, he estado distante de la literatura y bastante afligido por situaciones económicas. Tanto, que sigo experimentando el encierro incómodo; que en una de esas me serviría como experiencia si me mandan a la cárcel.

¿Pero el encierro es malo? Para nada, si se disfruta con comodidad es un viaje maravilloso de autoconocimiento y saber, navegando en las circunstancias correctas es, de hecho, mucho más liberador y placentero que la oportunidad de estar todo el tiempo afuera experimentando el exterior.

Tengo que contarles que, el asunto de las clases, bueno, creo que hasta aquí llegué. No podré continuar con mis alumnos en el siguiente ciclo debido a que vuelven a ser presenciales. Esos chiquillos y lo vivido en la escuela se quedarán permanentemente en mi corazón hasta el último de mis días. De hecho, les he pedido un feedback de cómo se han sentido conmigo, y me alegra en demasía saber que tienen una muy buena impresión de mí como su profesor.

No me juzguen por estar alegre por la opinión de los niños mencionada en el párrafo anterior, simplemente es un goce que jamás imaginé vivir. En fin, me retiro por ahora, quedan muchas cosas por hacer el día de hoy y estaba atorado viendo cómo un "upload" avanzaba en porcentaje; por eso decidí venir aquí a platicarles un poco de lo que va mi vida, not many changes until now, but still walking. I love you all.



Love You All

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 Ha pasado un mes entero desde la última vez que publiqué algo por acá. Les diré qué, no estoy taaan ocupado, simplemente estoy distraído. M...

  Hace un rato que no pasaba por acá. Qué les puedo decir, no han sido mis mejores días, algunas decisiones erróneamente tomadas me tienen preocupado. Estuve tentado cuando peor me sentí a venir a tirar bilis, al final decidí esperarme.

Entre las cosas dignas de celebración para contar, ayer a penas me dieron la bienvenida a un nuevo proyecto con el cliente; eso es una señal agradable, entre todo este espeso de incertidumbre que me rodea.

Ya no tengo un centavo, y está bien, hay situaciones que me aterran más que la pobreza extrema; además nací siendo pobre y en un círculo en el que desde el inicio las limitaciones se notaron, para festejar es que haya podido estudiar una carrera, encontrar un trabajo y sentir que otras personas confían en mí. De ahí en fuera, lo que no tenga que ver con vestir, un lugar para dormir y alimento, es gane.

Las anteriores mañanas no me había sentido incómodo como hoy al despertar, y es que, por algún motivo mi cerebro pensó que ya estaba por terminarse octubre, con un año a punto de acabar y sin haber podido avanzar en nada con mis pendientes. Me asusté, me asustó el hecho de estar en un momento distinto de mi historia en el que no fui capaz de hacer absolutamente nada.

¿Ha aprendido algo? Dicen, "oficialmente" el manager y los compañeros en el proyecto actual, que soy desarrollador Datastage; y está bien, eso en papel al menos se lee cool. Pero hay que demostrar funcionalidad. Asimismo supuestamente me manejo bien en Docker y Kubernetes, pero hasta que mis productos de software generen beneficios desde ese contexto, soy únicamente un evangelista de dichas tecnologías.

Para ser sincero con ustedes, estoy desganado, me veo al espejo como alguien débil que está poco a poco perdiendo las esperanzas de salir adelante, analizando cómo mis sueños se esfuman lentamente mientras con un dedo me aferro a la idea de conseguirlo ante el abismo del fondo que representa la miseria.

¿Y eso me hace sentir mal? No, eso no me hace sentir mal ni bien, simplemente estoy ahí, siendo el vaho que se esparce a la distancia hasta desaparecer. Sin saber bien en este momento si seré o no capaz de dar un paso siquiera con esta sobredimensionada carga, existo, y puede que eso resulte tarde o temprano en algo útil para alguien.



Incertidumbre

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  Hace un rato que no pasaba por acá. Qué les puedo decir, no han sido mis mejores días, algunas decisiones erróneamente tomadas me tienen p...

 Cuando te sientes bien, la vida anda por sí sola, el tiempo te alcanza para realizar todos tus pendientes, en lugar de estarte quejando, avanzas, en fin, un montón de beneficios. Por eso es que no había publicado nada hace como un mes, pues estaba pasando por días tremendamente estresantes, con un montón de cursos encimados, con problemas para realizar algunos otros más, broncas de conectividad en general, complicaciones para quedarme dormido, o madrugadas excesivas, bueno, una seguidilla de penurias que de solo leer sentirían que ando de bajón. Pues no tanto que anduviera de esa manera, es que así me sentía con tantas presiones.

La sola bendición de haber dormido bien anoche, énfasis en el "anoche", ha ayudado a que mi mente amanezca más relajada el día de hoy, me siento motivado y capaz de aprender y entender los temas que tengo por estudiar, me siento alerta y funcional.

Cuánto quisiera que todos los días de mi vida tuviera un estado mental como el actual, tendría completa apreciación del entorno, disfrutaría más cada instante y sentiría que nada puede hacerme sentir mal; aunque sea un engaño parcial, estoy agradecido por la manera en la que me desenvuelvo en este momento, por eso quería compartirlo, para que quede claro que no los he abandonado, ni a mí mismo, solo que había estado manejándome en una frecuencia mental (por llamarlo de una manera absurda) bastante lenta y restringida.

Quiero que sepan que he estudiado mucho, de hecho, he estado enfocado en aprender cosas que no únicamente ayuden a mejorar mi CV, sino que me hagan sentir más completo como profesionista; he de admitir que no ha sido nada fácil, he pasado días enteros encerrado aprendiendo, pero creo con todo el corazón que lo que sea que venga tiene bien merecida esa impresión extra de esfuerzo.

Entre mis planes está el dejar de sentirme incompetente cuando se me presente un problema, obviamente he estado trabajando mucho también en dejar atrás aquello que no me hace bien. Tema aparte, sin duda cuesta trabajo mejorar, pero anhelo cada segundo hacerlo.

En fin, ha sido una mañana fructífera y espero que el día continue así. Solo me queda desearles un excelente día que tengo que seguir estudiando. Ahorita estoy metido en cursos laterales del trabajo, que son parte de los obligatorios; honestamente pueden ser aburridos, pero hay que hacerlos y ni modo. ;)



 Como algunos de ustedes podrían saber, hace ya más de un año fui despedido de mi anterior empleo; y a pocos días de eso me enfermé y terminé en Colima el 10 de marzo, al día siguiente, fue oficializada la declaración de Pandemia del virus que ha causado un número considerable de víctimas letales, entre cuyos casos, debo reconocer que cuento a un par de conocidos.

Bien, pues posterior a mi desempleo y la explosión de este evento global, me fue una cosa trágica poder conseguir una fuente de ingresos; estuve más de la mitad del año sufriendo por eso, hasta que, a principios de noviembre, recibí la llamada de una amiga de la familia en la que me preguntaban si estaría disponible para dar un par de clases a la semana en una escuela secundaria; yo feliz, muy feliz, pues en mi situación cualquier centavo que llegara era algo en comparación a seguir produciendo "ceros".

He estado ahí desde entonces, conocí a niños maravillosos y divertidísimos, terminé por hacer buenas relaciones y al parecer les agradaron mis formas distintas de dar clases; pues me vi a mí mismo como estudiante reflejado en ellos, y consideré aquello que me fastidiaba de la escuela antes de asignarles parámetros para calificar, les dije que a mí no me gustaban los exámenes, siempre me iba bien, pero notaba la frustración en muchos de mis compañeros, así que no les haré exámenes. Después les comenté que yo era muy malo para hacer tareas, o mejor dicho, nunca las hacía, así que les propuse no dejarles tareas. Finalmente les comenté que mi intención era que aprendieran y al mismo tiempo la pasaran bien; por lo que atravesamos los temas que venían en la agenda de la materia en unos tres meses para pasar a realizar cosas más importantes (como maquetación y programación), obvio, tratando de sacar los temas durante cada clase.

Al principio todo bien hasta que empezaron a cruzarse proyectos transversales que habían de realizarse en conjunto con otras materias y métodos de evaluación; lo respeté y hablé con ellos, había que hacerlos pues ya estaban ahí. Me da mucho gusto saber que me he ganado la estima de algunos de ellos, con el paso del ciclo tengo que admitir que ciertas personalidades son entrañables y me alegrará saber que logren grandes cosas en el futuro. Pero al día de hoy me enteré de algo triste...

La misma situación que me dio ese trabajo es probable que me lo quite, pues al momento actual se han conseguido concretar muy pocas inscripciones y reinscripciones, por lo que el próximo periodo escolar en ese instituto, pende de un hilo. Como les he contado también, al iniciar el año actual pude decir con satisfacción y gusto que me había vuelto a enrolar en una empresa de Tecnologías, así que estaba muy contento de hacer algo relacionado con mi carrera, pues incluso teniendo las clases, mi sueldo era minúsculo en comparación con mi necesidad de ingresos. En fin, hoy la escuela que me abrió las puertas en mi momento más difícil está en una situación en la que probablemente cierre, y eso me causa mucha tristeza.

Ojalá que mis alumnos se animen a seguir ahí, aunque entiendo que es complicado porque a algunos el nuevo modelo les parece muy engorroso y de otros sus papás muestran cansancio por cómo funciona; también me gustaría que se alcance la cuota de inscripciones necesaria para que el colegio permanezca, pero eso no está de mí decidirlo. El horizonte no se ve propicio, ya después les contaré si terminaron cerrando o manteniendo la escuela, incluso si yo tengo que retirarme de ahí por temas de presupuesto, me dará gusto saber que siga en pie.



 Demasiado tiempo, demasiado poco.

Ha pasado más de un mes que me conecté, me propuse cambios, fallé de nuevo, me enamoré y desenamoré, viajé y soñé, aunque también olvidé y perdoné.

Ha pasado tanto, en tan poco tiempo, y en términos reales, eso ha sido casi nada, a penas un parpadeo, a penas un abrir y cerrar de ojos de otro capítulo en mi historia. Probablemente digna de ser contada, o aburridísima y sin sentido. ¡Qué sé yo!

Únicamente vengo aquí a descargar mi mente de vez en cuando. Ya no tolero las desveladas, mi rostro envejece, mi cuerpo está cercano a pasarme factura.

La enfermedad afuera ha matado a parientes, a amigos y conocidos... Sigo dando clases, estoy aprendiendo otras tecnologías, me concentro un segundo en ser mejor persona, me distraigo una hora de serlo. ¿Ironías? O puede ser que no tenga la capacidad de lograr nada, que toda esta apatía me vaya a terminar consumiendo convirtiéndome en un ermitaño amargado.

Al final, todo es una historia. Se va a contar letra a letra, a pesar de que haya ojos que no merezcan conocerla. Nunca. Siempre. Adiós. Vuelvo pronto... Espero.



Hola amigos. He vuelto, es tiempo de aprender lo que se pueda, es hora de ponerme a disposición de la enseñanza y despertar e ir a dormir cada día como si fuera otra vez el último. Dejar atrás los males que me agobiaban es el siguiente paso a la libertad; un año a cuestas se dice fácil, pero no lo es.

Es momento de acrecentar el tamaño del análisis, enfocarme en lograr surcar los posibles errores y aprovechar los recursos para bien. Para el crecimiento y la proyección del plan, para la estructuración completa del negocio desde todos los ángulos, para escalar hacia el éxito, un paso a la vez.

Estos descalabros monumentales hacen mella en mi esperanza, sinceramente me hacen dudar y temer; de algún lugar he de conseguir las fuerzas o el cielo mismo me las regala para continuar levantándome y a pesar de todo abonar un paso extra.

Volver a la cobertura de la industria de las tecnologías me da ánimos; varias personas me dijeron que estaba cometiendo un error por aceptar ese empleo; entre las resoluciones a las que había llegado previamente estaba claro que iba a aceptar aquello que me pusiera de nuevo frente a la oportunidad de mejorar atributos, aunque eso significara reconocer con humildad que no habría vacante demasiado pequeña.

Del mismo modo no hay personas que sean demasiado ajenas a nosotros; influencia en menor o mayor medida hay, me gusta pensar en ella. Me gusta saber que se encuentra bien.

Inversión, inversión, todo debe ser inversión a partir de este instante. Inversión para rescatar mis finanzas, inversión para saldar pendientes, inversión para revolucionar mi entorno, inversión para el aprendizaje, inversión para el retiro, inversión para los deseos, los gustos y las características.

Desde una espalda desnuda hasta un punto rosa; de una piel tersa a una canción pegajosa. Las historias enlazándose tendrán pronto que salir a flote; y como dije un día: Lo haré. Tal vez no ahora, ni mañana, probablemente ni siquiera en esta vida a mí me toque, pero se sabrá.

Hay que recuperar los buenos deseos así como hemos recuperado un poco del pasado. Que se resuelva o no, lo dirá el tiempo, pero estoy abierto a seguir poniéndole mi pecho a lo que vaya a enseñarme la vida.



He Vuelto

Por
Hola amigos. He vuelto, es tiempo de aprender lo que se pueda, es hora de ponerme a disposición de la enseñanza y despertar e ir a dormir ca...

Voy a decirte que sí, pero la neta no volveré a intentarlo.

Voy a regalarte lo que quieras, y al mismo tiempo alejaré de ti mis pasos.

Voy a evitar incomodarte, para poder cavar mi escape.

En algún punto de su vida el redactor entendió que no se trataba de pelear, atrapar o trabajar hasta el cansancio y dejó que la conexión interna con el arte hiciera lo propio. Ya había cedido ante el desprecio ajeno, estaba en un punto bajo de su viaje, pero ahí seguía, a pesar de todo, escribiendo.

Si se tratara de demostrar que soy bueno, –se decía–, seguramente fracasaré de nuevo. Si la vida fuera acerca de conseguir mis sueños, –replicaba–, probablemente nunca consiga siquiera describirlos. Si acaso importara cada letra que mis pensamientos plasman, –pensaba–, después de varios millones, tal vez consiga ser leído.

Pues no es así, la negatividad haciendo acto de presencia desde el primer minuto de este nombrado "nuevo ciclo", cual por cierto, he de confesar de paso, no me ha parecido en nada distinto a un jueves cualquiera, fastidia de formas inimaginables, presionando la llaga.

Algunos de mis alumnas de secundaria con su atenta personalidad de niños, me abordan interesados para enterarse de qué es lo que me sucede. "Nada, un poco, algo, todo, no tengo idea". Mis réplicas una más evasiva que la anterior, ¿y si la música fuera capaz de convertirse en mi salida? ¿O tal vez contar una vivencia del pasado me sirva como tangente?

Me gusta escribir, así, en seco, franco, y a veces diferente, intercalar poemas y textos narrativos con honestidad impresa; pues al final, todo artista busca cada día la atención de su musa, por inalcanzable que sea. Pero uno que la herramienta que utiliza es la palabra, o bueno, un servidor al menos, una y otra vez encuentra formidables los atributos en su camino, anhelando estar metido en todas partes y al mismo tiempo, en ninguna, pues si las divas de mi historia tuviera la astucia de enumerar, desde mi abrir de ojos, hasta el doble de los días que llevo transcurridos sería la cantidad actual.

Es muy sencillo poner palabras que hablen del amor, de lo formidable que es el viaje al "fueron felices para siempre", lo complejo es estrujarte el corazón y con lágrimas de impotencia, entre los "te amo", "te extraño", "nunca voy a olvidarte", "siempre estaré para ti" y "eres lo mejor que me ha ocurrido" aplastando cada fibra nostálgicamente, declarar que seguimos en pie, dispuestos a aceptar lo que llegue.



 Mi cabeza es una sopa. Desde despertar y no saber qué estoy haciendo aquí hasta fastidiarme por el solo hecho de existir, "de qué sirve ser ingeniero" me pregunto, si nadie está interesado en pagarme por trabajar para ellos, y por cuenta propia, "de qué sirve a veces redactar", si no consigo construir una obra decente de todos los recortes, "de qué sirve tener acceso a tanta información que no está disponible para todos", si con ella no hago negocio y mis números rojos siguen aumentando, "de qué sirve esta vida" si nada más estoy aquí de paso, y no logro cuidarme para yo mismo funcionar correctamente.

Se está terminando el año; durante toda mi vida llegar a esta época significaba muchas cosas para mí, la nostalgia llegaba y me llenaba de dicha la sola idea de poder compartir con mis seres amados, en papel o de manera virtual me ponía retos para esforzarme en ser una mejor versión de mí, obsequiaba regalos de corazón a quienes me rodeaban, me enternecía con el amor que se respiraba adentro y afuera.

Hoy la situación es diferente, mi cerebro no deja de repetirse que ha sido un año difícil, el más complicado hasta ahora, tengo treinta y tres años, en casi un mes cumplo treinta y cuatro sin sentirme pleno, sin ganas de continuar, sin sensaciones de amor rodeándome. Agradezcan por mí aquellos que son dichosos de sentirse enamorados, felices y completos, yo estoy quebrado, en todos los sentidos que esa palabra signifique.

Una de las cosas que solía resolver mis complejos, temores y fracasos es el humor, pero incluso eso ha estado bastante lejos de lo que era. Y los amigos, estamos encerrados, estoy atrapado, con deudas incrementándose a mi alrededor, con decenas de problemas sacudiéndome cada hora, con terror ante el riesgo que supone para mi papá salir cada día a trabajar para darnos de comer. En mi mente, soy un mendigo, un pordiosero, un limosnero que vive del apoyo que sus padres le brindan, y no tienen idea de lo frustrante que es eso. Es hasta doloroso.

Cada mañana en cuanto despierto en lugar de sentirme feliz por estar con vida, me siento triste por seguir siendo un inútil estorbo. Pero qué quiere de mí esta humanidad, y qué puedo hacer que me saque de este agujero sin fondo, ¿llorar? Créanme que lo he hecho hasta el cansancio, ¿estudiar? También, continúo haciéndolo a pesar de no comprender por qué en todos lados estoy siendo rechazado. He perdido oportunidades que estaban ahí puestas para mí, me han botado de procesos en los que voy sobrado con todas las características que buscan, me han ignorado a postulaciones en las que no son necesarios conocimientos ajenos a mí y mi experiencia. En fin, todo este mar de decepciones me tiene harto, estoy como diría el mismísimo Grinch "hundido en mi propia miseria", aunque no sé para dónde voltear.