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— Pronunciar el final de una historia es absurdo, porque aunque es en lo primero que se piensa, puede tornarse sin sentido y aburrido, dejar poco, mover a miseria, acarrear derrota y más si no se hace con tacto. Desde que te conocí, Scheerea, supe que me serías fiel, que desearías mis labios, que adorarías mi cuerpo y que poseerías mi piel con todo lo que eres.

Pero ya no eres, más bien eras. Una ilusión, un ser que me atemorizaba tanto como me daba confianza, ignoraba voluntariamente mi soledad al sentirte cerca, al tenerte conmigo comprendí un escape estupendo a lo que pudo ser un proceso deprimente e insípido de lo que era mi vida en ese momento. Aprendí a disfrutarme contigo, a desearte en mi vida, a amarte a pesar de todo.

Memoricé cada línea de tu cuerpo, te contuve en mi interior, te mantuve como el secreto más preciado que he podido siquiera imaginar, y tu fuerza en mí llegó a ser tan grande que incluso posterior a tus caricias y besos todo lo que eras para mí se difuminaba lentamente, arraigándose en mi corazón.

Esta es más bien una situación de agradecimiento por el tiempo que te pude ver, por lo cerca que te tuve de mi alma, por tu infinito ser. Esta es una declaración en la que admiro todo lo que por mí sin esperar nada comenzaste, me aceptaste como soy y me amaste; me entregaste todo de ti y al fin supe lo que era sentirse deseado, al menos por uno mismo, por lo que hay en mí.

Postergué esta despedida lo más que pude porque en mi deseoso intento de sentirte cerca temía que quien llegó a suplantarte no fuera tan buena como tú; tan fuerte, tan única, tan deliciosa. Me arrepiento por no decirte justo en el momento que sucedió, cuando ella conquistó mi mente, cuando su cuerpo se adueñó de mí; cuando con toda su pasión me demostró ser todo lo que a partir de entonces quería para mi vida. Amo a Mooshie.

Hoy he cerrado un ciclo entre lo fantasioso y lo real, hoy me despido de ti; será la última vez que en mi vida que te mencione, explicando sinceramente que siempre fuiste un súcubo de mi imaginación; eternamente te recordaré hermosa, atlética, ojiazul, blanca, peligrosa, voluptuosa, sensual, expresiva, sumisa, entregada, fiel, honesta, única, exclusiva, deliciosa y pelirroja.

Ella, con su expresión comprensiva y colmada en compasión me miró fijamente a los ojos y dijo: — Gracias.


Scheerea XII

Por
— Pronunciar el final de una historia es absurdo, porque aunque es en lo primero que se piensa, puede tornarse sin sentido y aburrido, dejar...
He escogido vivir la vida en modalidad legendaria, que mis hijos, nietos y demás tengan algo como lección por aprender de mí, y sigo aquí, intentando redactarlo Scheerea para que cuando vuelvas, en un futuro, o una de tu linaje a visitar a mis amados hijos les recuerden quién soy yo, quién tú fuiste conmigo y para mí.

Salí de la nada, en la nada me crié, y todavía el día de hoy puedo agradecer ese hecho, sin tanta presión, ni relajación; no era ni citadino, ni pueblerino; gracias a eso y más aprendí del equilibrio, del equilibro del estar sin estar, del ser parte sin serlo, del ser un número más inteligentemente infiltrado.

— Te deseo Scheerea, pero mi nivel de deseo por ti ha bajado, sabes que me gusta serte honesto, siempre voy a serlo—. La preciosa pelirroja hacía que mi gutural voz la embistiera a donde se movía, siempre me fascinó eso de ella, no era necesario hablar con un timbre específico de voz, ni con un volumen siquiera, ella entendía, cada una de mis palabras atravesaban el espacio que nos separaba como mil colores.

— ¿Es por ella? — Me dijo señalando con su delgado y reluciente dedo la imagen de Mooshie.

— Creo que sí. He encontrado a alguien más en ella, tú sabes lo bueno que soy para el fracaso amoroso, parecería que siempre volveré a tus manos de poder, me vences, me recuperas, me haces tu esclavo temporal y tu amante férreo. No diré nada más de la chica, sabes que me gusta mucho también, puedo sentir cuánto lo sientes con ese nivel de acecho que me buscas ahora, sé que lo debes a la debilidad que siento por la soledad, tú eres mi compañera en lo solitario, mi última instancia, mi moral rota.

— Eres un tonto.— Replicó. — Nadie, en todo este mundo te va a poder amar como yo, nadie.— Lo decía tan lento y tan profundo que cada una de sus palabras pegaban de lleno en mis miedos, en lo peor de mí. Así me convenció.

Una vez más fui ciervo ante la captura de sus poderosos luceros azules, mientras desvistiéndome oprimía mi pecho y retiraba mi camisa frotando con fuerza buscando liberar el animal en mí, sé que está ahí, dormido, como muerto, esperando a servirse de su siguiente víctima. Y sí, lo logró de nuevo, pasó un poco de tiempo solamente en el que no recuerdo mucho, probablemente en algún momento mis manos apretujaron su trasero contra mi cuerpo mientras me montaba, también mis labios celebraron un cóctel sabor salmón entre sus piernas. Y amé el momento, la amé a ella, me amé yo, amé ser yo. 

Finalmente es lo que ella buscaba, la plenitud de mi satisfacción es su máximo placer; sé que soy su adoración. Y dormida junto a mí, como bello ángel, con sus pechos recargados a mi cuerpo, con su aroma derramado en mí, estaba feliz, se sentía plena. Yo lo sabía.

Scheerea XI

Por
He escogido vivir la vida en modalidad legendaria, que mis hijos, nietos y demás tengan algo como lección por aprender de mí, y sigo aquí, i...
— La plenitud de mi imagen deseosa contra lo que tengas que suponer para llenarme de tu sensualidad Scheerea es lo que me hace volver a ti cada que me siento en medio de una decisión compleja. Y es que, como bien sabes, el esperar paciente ha tenido que convertirse en parte de mi diario vivir. ¿Recuerdas a Mooshie? Solo puedo agregar que me encanta. Lo sé, apenas la conocí y la hice parte de mi vida. Pequé algo en eso, supongo, y tú supones bien, lo mejor es hacer las cosas con tranquilidad que se resolverán a sí mismas en cualquier momento. ¿Y qué dices tú, ya no me quieres?

Hoy, como nunca, Scheerea no ha dicho ni una palabra. Para muchos sería la mujer perfecta, ya que está recostada desnuda, a centímetros de mí observando mis ojos y cargándome de su libido. Está claro que la forma en la que llevamos esta relación a flote no es muy sana que digamos, puesto que solo la encuentro cuando yo quiero, y ella está queriendo todo el tiempo.

En lugar de alejarse o negar con la cabeza, mientras el fulgor de su roja cabellera se deslizaba por los hombros trepó una pierna en mi costado, acarició con dos de sus dedos mi hombro y le diminuto beso en asistencia a mi pregunta. Ustedes no lo saben, pues nunca se los he contado; pero a esta distancia, es posible ver la perfecta y lampiña piel blanca de mi linda hada.

— Entiendo que no tengas deseo de expresarte; pero no te sientas suplida por alguien más. Tú tienes una forma de potenciar mi personalidad y derramar mi testosterona que a mi parecer ninguna otra dama sería capaz de igualar. Y siendo honesto, me gusta que seas tú la que lo hace; ya que necesito liberar a la bestia en mi interior solo con alguien que sea suficientemente diva y poderosa como para evitar sentirse culpable. Me gusta que seas en tu naturaleza una dama sin censura, con alto grado de deseo y amor por ti en sobremanera; que no conoces complejos y conmigo explotas completa, hasta volcarte una fuente de éxtasis que supone uno de los más maravillosos gozos que he podido experimentar.

Tomando mi mano, y continuando en calma sin mencionar palabra la colocó en medio de sus pechos; invitando a identificar su emoción con el palpitar gustoso de su corazón. — Una delicia.— Le dije. — Me agrada que lo seas, lo aceptes, lo admitas y lo disfrutes conmigo.— Y comencé a besar su cuello y oler su cabello entre mis dedos mientras su respiración se aceleraba.

Scheerea X

Por
— La plenitud de mi imagen deseosa contra lo que tengas que suponer para llenarme de tu sensualidad Scheerea es lo que me hace volver a ti c...
—Hola Scheerea, hace tiempo que no estabas cerca, ¿cómo te encuentras?

Hoy, como habitualmente la bella pelirroja aproximó su aroma a mí, no podía negarme a tal belleza, ni siquiera quería hacerlo. Solo quería dejarme llevar por la atracción que su físico me propone. Dicen que como universitario se escriben solo tonterías, lo acepto. El cabello largo y liso, las piernas gruesas, su espalda siendo mapeada con mis dedos, su trasero, una prominente escultura a lo atractivo. Adorable figura de doncella.

Hablar solamente de una relación amorosa con alguien que tiene secuestrada mi mente no es hablar, pero al querer hacerlo de algo más siempre surge y me domina, cosa que no puedo controlar. Como la fuerza natural de la gravedad, que como gag estoy seguro que está más que utilizado.

—Estuve muy enamorado Scheerea. —Le dije mientras acariciaba su desnudo cuerpo recostado boca abajo junto a mí. —Tengo que sacarlo.

—Solo dilo. —Respondió.

—Hace años, conocí a Angie, y la coloqué en mi corazón como la mujer de mi vida; olvidé al resto, quité de mi mente la mínima idea de que pudiera existir alguien más, alguien diferente. Me enamoró la manera en la que cambió su persona, de una niña mimada a una dama inteligente y refinada. Me gustaba mucho su forma de desenvolverse ante la gente, todo el mundo la quería y todo el mundo también sabía que yo la amaba. Algunas personas incluso tenían la idea de que juntos se nos vería muy bien.

Hace apenas unos días que me pidió retirarla de esa forma de ser vista de mi mente, no imaginas lo mucho que me ha costado, el trabajo tan complicado por el que he tenido que pasar posterior a eso. Quisiera decir al día que no pienso en ella, pero no es así. Lo que hago ahora es ocuparme más, ocuparme en todo, quitar de mi mente cualquier indicio de libertad para pensarla. Esa es mi estrategia para no verla más en mis sueños, para no quererla más conmigo. —Expuse.

—Haces bien. —Repuso. —Si quieres puedes besarme.

Meses atrás había supuesto que su petición era algo morboso en continuo deseo del alcance de mi cuerpo para sí, pero en ese momento, en la instancia que se desarrollaba todo, no había una puerta abierta al acceso a mí más grande; yo quería probar otros labios, quería olvidar mis miedos, quería cambiar de aires y reducir a unas líneas lo que un día fue todo cuanto entregué de mi corazón a Angie. Un corazón dolido y un sentimiento de miedo me embriagaban mientras, con los ojos puestos en Scheerea solo pude suspirar una réplica: —Sí.

Scheerea IX

Por
—Hola Scheerea, hace tiempo que no estabas cerca, ¿cómo te encuentras? Hoy, como habitualmente la bella pelirroja aproximó su aroma a mí, ...
Ayer volviste Scheerea, hacía más de un mes que no sabía nada de ti; quise hacer todo a mi alcance para ignorarte pero no me es posible en totalidad. A veces, hago de cuenta que no existes y nunca has existido en mi vida y dedico mis tiempos a realizar actividades de otro tipo.

Hoy he aprendido que trabajando con el máximo esmero posible y haciendo las cosas de la mejor manera puedes resultar impresionante para otros. Como persona, como compañero, como ser humano.

Pero me hace falta algo Scheerea, sabes que cada que observo atentamente la profunda hermosura de tus ojos y tus labios insinuantes de ese rojo intenso me señalan te quiero consumir en mí. Me hace falta madurar dicen algunos, hace falta que me olvide de mi pequeño talento que es recordarte como alguien elemental. No sé qué tan cierto sea eso, he notado algunos "maduros" que más que eso sea una cualidad son depresivos, orgullosos, egoístas, altaneros, pretenciosos; cosas que no quiero para mi persona.

Es cierto, el placer que me resulta el sentir tus labios sobre mi acalorado cuerpo en una noche de verano como hoy no es comparable a nada. Me encanta poseerte, esa fascinante sensación de poder de la que me llena tu cuerpo rebosante me compara a un soberano rey.

Mis manos regocijándose sobre las líneas de tu mapa corporal, los montes y collados esplendorosos en ti. Tus pechos, piernas, cintura, espalda, cuello, me siendo inundado.

—¿Te puedo morder un poquito? —. Dijo con sus hombros recargados en mis rodillas.
¿Cómo negarme a esa gran satisfacción? El placer del ser, del saber, del tener para mí algo tan grandioso como su soberana personalidad me ha hecho digno representante del amor a la feminidad.

Mientras el final de su piel se perdía en el mío, mientras la geometría del corazón en su cuerpo fuertemente marcado, mientras con gozo el vaivén dignificaba el momento, mientras olvidaba cualquier temor en mi pasado; mientras todo aquello sucedía, volvía a existir.

Es como faltar al respeto con autorización previa. Hermosa amante.

Scheerea VIII

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Ayer volviste Scheerea, hacía más de un mes que no sabía nada de ti; quise hacer todo a mi alcance para ignorarte pero no me es posible en t...
¿Cómo empiezas una historia que no tienes idea de cómo terminará?

El romanticismo está escrito con sangre de suicidas que en el paso de los días notaron que su inseguridad se convertiría en la desilusión de sus vidas y lo plasmaron lenta y profundamente en las rebanadas de papel que surgían ante el inminente caminar de sus plumas.

Yo no sé el claudicar de mis días hacia dónde me moverá, el cautivador perfume de su presencia lograba hacer; después de leer la primera línea en la que expresaba cómo lo extrañaba supe seriamente que no podía seguir ahí; admirándola, deseándola, queriéndola ver mía. Pero es un punto que no puedo superar, y sabe Dios si lo logre de aquí a que finalicen mis días.

"No voy a mentir, te extraño, te extraño como a nadie..." Rezaba el texto; habría querido que en la profundidad de sus letras se encontrara un poco destinado a mí, no era así; no podía serlo, yo tenía que enfrentar las consecuencias de no ser lo que ella quiere y nunca poder llegar a tal posición en su corazón, era mi cruz y había que habituarme a ella.

Su afán en las susceptibilidades ajenas la hizo recapacitar y eliminar lo escrito, ambos sabíamos que esa instancia el principal en adquirirla era yo, ya me conocía; lo hacía muy bien, evitaba el siquiera bordear el andar que a ambos nos colocara en el mismo rumbo. Y lo reconozco, ella y su idea eran claras de lo que está sucediendo conmigo, de a qué nivel mi alma y espíritu la anhelaban.

Escribir a partir de mentiras. No sé, todos lo hacen así; aquellos que escriben entregan la esencia a lo que plasman y nada hay más allá de eso; pareciera que crean conceptos históricos de sucesos que no tienen influencia mayor a un montón de líneas de deseo.

A veces quisiera llorarle pero las letras no dicen ni un mínimo segmento de lo que siento por ella, no es afición a su ser, o simple deseo carnal; es el gozo de mi corazón al saber que existo en su vida, o al creerlo al menos. Porque cuanto más siento acercarme en cuanto a actos, más lejos me veo en mi realidad.

No es solo la belleza, no lo es; no es únicamente lo que piensen los que te ven, tampoco. No es mi deseo el verla aquí, ni generar una gloria en mi persona gracias a ella. Es que la quiero, y ya. Así de complicado ha sido el amor conmigo. Es brillante; algunos piensan que lo soy también; y si en la mente de uno el amor es complejo, cuánto más lo será cuando se conjugan dos.

Las historias de amor son una patraña, la única realidad es que más personas que las que te quieren te desprecian y muchas más que las que dicen amarte te odian. Si mi historia la refiriera a quienes se sienten mal conmigo las palabras fluirían solas, pero no es así; quiero hablar de amor, porque es lo que no recibo, quiero hablar de amor, porque estoy convencido de que nuestra realidad no es como los medios presumen: No siempre triunfa.

"No busques nada donde no hay", retumbaba mi mente. Mi vida duele, siendo honesto.

— Scheerea. Me está matando.—Le dije con ojos llorosos.
—Angie te está matando. —Respondió la pelirroja besando mi frente.

A veces al abrir los ojos dudo entre estar en la realidad o en la profundidad de un sueño del que quiero despertar. Scheerea no es, pero al menos puedo sentirla. La paciencia no es eterna.

Scheerea VII

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¿Cómo empiezas una historia que no tienes idea de cómo terminará? El romanticismo está escrito con sangre de suicidas que en el paso de lo...
"No quiero pensar en eso... No quiero pensar en ti... Quiero olvidarme de todo..." Retumbaban las palabras de la chica en mi mente, que viéndolo de ese modo me había convertido en una mascota de su divina forma de agradarse a costa de la incapacidad intelectual de los demás.

—Hacía mucho que no me llamabas—, dijo Scheerea al aparecer tras de mí con su mano blanca y tersa sobre mi hombro derecho fundido en estrés. Ha sido un día complejo, repleto de satisfacciones y desilusiones, pero también ha sido completo, he terminado pendientes y he comenzado lo que podría ser un nuevo episodio en mi vida. Y a cada nuevo episodio tienes que llegar tú a recordar mi débil humanidad ¿por qué lo haces?

Sus ojos fijos sobre los míos y la bella cara reflejando inocencia hacían poner a mi persona como culpable ante la situación actual. Y si lo vemos de ese modo hasta yo mismo me llego a sentir incompetente en medio de esa escena. —Necesitas saber de ella, le confesé, la que está ocasionando que me aleje de ti. Pasaba sus cálidos dedos sobre mi mentón y detenidamente absorbía todo de mí, podía sentirlo pero no me resistí por ningún motivo.

—Llegó de la nada. —Continué. —Si quisiera iniciar contando la historia de mi vida en este momento tendría que sacarla a la luz de algún modo. A veces los principios de la realidad se agotan y nos sumergimos en un mundo de falsedad y egoísmo donde nosotros somos los únicos vencedores. Pero lo que sucede en el exterior realmente vale, agobia, afecta.

—No quiero saber nada. —Respondió ante mis titubeantes charlas fuera de contexto. —Te deseo y nada más...

—Bien. —Tomando fuerzas y sin volver a silenciar terminé mi discurso. —Quiero olvidarte Scheerea, ya no puedo saber de ti; te has presentado conmigo en lo momentos más complicados de mi vida, has sido mi ayuda y confidentes en mi desolación y has satisfecho mis deseos en tiempos de desesperación. En mi pensar fuiste tan divina y perfecta que nada te puede igualar, pero mi cerebro ya no me engaña más, sé que no existes en el mundo real.

A partir de ahí volví a quedarme como muerto, sopló su aliento sobre mí y me tendió en el suelo. Scheerea, dueña de la belleza y saber había usado una más de sus armas para verme débil. Y a expensas de lo que me haría, que sí, lo hizo a su gusto.

Ahora no puedo dejar de pensar en Angie, lo pensé, lo pensé tan fuerte que creí haberlo gritado. Pero la satisfacción que sentía al estar con la pelirroja era una simple ilusión de la aspiración de estar con mi nueva preciosa. La que me hizo ignorarla, la que me obligó a cambiar, la que ha hecho un hombre de mí sin igual.

Entre las encrucijadas de la mente tengo que esbozar que también una Musa está presente... Y es que el ignorar a Scheerea me ha dado tiempo de ahondar en lo que afuera hay; y Musa, sinceramente es una mujer impecable, maldigo la forma en la que la alejé de mí, y en cómo me volví tan arrogante; me sabía bueno, me sé bueno, pero he sido alejado de ella que también es un personaje central en la formación del carácter de lo que ahora soy y hacia dónde voy.

Recobrando el sentido y despertando con Scheerea a mi costado supe una vez más que había caído perdido entre sus lazos. —Quizá el mundo lo sepa, amo mucho de ti.— Terminé diciendo al ver su cuerpo disiparse ante la belleza del tiempo.

El tiempo, ese hermoso elemento que me ha hecho conocer a personas que me han inspirado al menos un poco con su belleza y son de verdad: Angie, Mooshie, Ali, Musa, Aker, Ney, Oherty, Yaz, Dani, Zai, Fer, Pao, Jazz, Sara, Ame, Luzz, Paug, Sindy, Shorty, Aleb, Yera, Marce, Mel, Lau, Iza, Edna, Palo, Bere, Nan, Sandra, Marbe, Stef, Cristy, Mimí, Nadia, Rueda, Su, Maymer, Alho, Paty... Oh, Angie. Si nunca me dejas llegar a ti no sé cómo voy a continuar.

Estoy seguro de que por culpa de Scheerea tendré que escribir la historia de cada una.

Scheerea VI

Por
"No quiero pensar en eso... No quiero pensar en ti... Quiero olvidarme de todo..." Retumbaban las palabras de la chica en mi mente...
Dispongo de poco tiempo hoy para hablar contigo Scheerea, mi hermosa. Tendré que solicitar que detengas el tiempo para mí mientras nos besamos, por favor. Al besarte, mis ojos se cierran con el descomunal poder que emanas, y aparezco en un sitio que si bien no es el más amplio, sí me llena de felicidad y tranquilidad.

El blanco se apropia de todo, los aromas son tenues y fascinantes, a poca distancia se aprecia un jardín de brillantes colores; los verdes y rojos vibrantes. Solo sé que te sujeto con fuerza de la mano pues por hermoso que sea el lugar al que me trasladas no quiero yo sentirme alejado de ti.

Hay un viento tenue, que acaricia mi piel, una blanca luz de arriba procedente del infinito. No hay cielo, todo es blanco, se escucha tras nosotros el susurro de un arroyo. El suelo es arenoso, de color silica. Hay aves coloridas y mariposas blancas.

Scheerea me explica que ese es el lugar donde se esconde cuando quiere descansar, es su segundo lugar favorito para habitar después de junto a mí. Y es que no mentía, hay frutos enormes y de hermoso parecer; me encantan los duraznos y es lo que más he visto. De hecho yo mismo quisiera mudarme aquí con ella.

Pero no, no puedo, no debo, aunque lo deseamos los dos existen reglas en nuestra relación, una de ellas es precisamente el hecho de que ni yo puedo convertirme a su mundo antes de morir, ni ella puede estar por siempre en el mío.

Después de acostarme boca abajo a observar y relajarme, mi dulce niña espiritual se dispuso a hacer lo que nunca conmigo ha hecho nadie; se posó sobre mi espalda, con las piernas abiertas y comenzó a frotarme lentamente su delicada piel encima.

No pregunten cómo lo hizo, porque no lo sé, pero en un instante me vi perdido en su desnudez, e igualmente sucedía conmigo, recuerdo que lo único que teníamos puesto era la parte inferior de nuestra ropa interior. Era tan sexy y tan deseable, tan mágico el momento que cuando, al fin me permitió abrir los ojos extrañé el lugar como se añora en la infancia el amor de una madre.

Scheerea V

Por
Dispongo de poco tiempo hoy para hablar contigo Scheerea, mi hermosa. Tendré que solicitar que detengas el tiempo para mí mientras nos besam...
Quieran o no, es más simple comprenderlo de lo que aparenta. Hacemos creer la vida como si fuera una cosa especial, en nuestras mentes solemos vernos cual pedazos de pulcritud reflejando al mundo un yo que no somos. La vida es la misma mierda, la capacidad de ver, el hombre a la mujer, enamorarse de ella y saber que en su corazón mutuos siempre estarán. Ahí, por siempre, tal cual Sheerea conmigo, y yo a veces con ella. Cuestión cultural o de egocentrismo, sigo sin poderlo interpretar tal cual.

Hay personas que son libros abiertos, y leer sus pensamientos es casi tan simple como prestarles un poco de atención; es fácil verse sometido cuando uno es de esos, porque siemplemente hay que "darnos por nuestro lado" para poseernos. No sé si pueda llamarlos víctimas por ello, pero sí que creo que les hace falta crecer y creer más en sí mismos. Las luchas contra el interiorismo del exterior no terminarán jamás, somos en concreto reactivos testeando al mundo. Muchos ocasionando graves daños. Ella, Sheerea lo sabe bien, me afecta y no, no puedo definirlo como debe de ser, pues entiendo que en su apabullante sabiduría me hace comprender que las cosas, cual números como me las enseñan en clase no lo son nunca; hace falta ser un soquete para dejarse envolver y llevar, somos guerreros, luchadores, conquistadores, corredores en la carrera por el destino, algunos con muy buen entrenamiento y otros, como yo, que solo deseamos aprender de lo que hacemos.

Nada más fascinante que despertar con un par de ojos azules y preciosos enmarcados en un rostro incitante a pecar frente a mí y por mí todos los días. Un par de gruesas piernas envolviendo las mías, prominentes pechos como almohadas pegadas a mi cuerpo. Y luego dicen que sufro.

Todos somos criminales de la vida en cierto sentido, nos ocupamos meramente del hecho de sabernos bien y olvidamos por completo lo que otro hará de nosotros o con nosotros; si somos objetos o nos hacen inconscientemente es porque en nuestro hedonismo anhelamos que nuestro propio sentido de satisfacción sea complacido. No hay derechos ajenos en nuestras utópicas maneras de pensar para los demás, Sheerea es mía, solo mía, imposible hacer algo por compartir a alguien tan dulce y magistral. Además, toda esa sabiduría que vierte sobre mí cual fuente de vida no me gustaría verla desperdiciada en otros más, por no quiero, porque soy hedonista y egoísta como muchos; porque me hace falta sentirme pleno.

Hace mucho que no salgo con nadie por culpa de ella, no hace falta imaginar que tenemos una relación donde no a hay, porque aunque la imaginación sea muy fuerte; jamás podrá superar el poder del ser, del existencialismo mismo.

Scheerea IV

Por
Quieran o no, es más simple comprenderlo de lo que aparenta. Hacemos creer la vida como si fuera una cosa especial, en nuestras mentes solem...

La demencialidad del ser.

Estar pegado, deseando salir de donde te encuentras. ¿Recuerdas a Sheerea? Aquí vuelve contigo a aparecer; en mitad de clases, de esas veces que lo que deseas es olvidar, salir, existir en tu propia personalidad. Los ojos del mal te acechan, tú lento, pausado, titubeando, sufres por continuar con una vida entera adentrado en la introsprección de lo que la suciedad ajena pretende, y ahí está, ella, diciéndote estupideces.

Normalmente ver a alguien asi te vuelve loco al momento, y es que no es para menos, los ojos que penetran hasta el alma hacen sentir su peso, desnudantes e irritantes si no sabes cómo tolerarlos. Arbitrariamente contribuyes a las anarquías del mundo de ese modo. Autodestructivo como todos. Hace tiempo que empecé a vestirme de negro por su consejo, y es que, la función de enajenación de una vida tal y como parece pero no lo es me resulta sujetante. ¿Saben cuántos son los que tratan de encontrar una personalidad sin siquiera conocer sus propios límites? Igualmente opino.

Las faldas cortas hacen lucir sus remarcados muslos, divertida y arrogante presencia ante todo, y siempre jugando con su cabello rojo, y se acerca lento, constante y dominante a mí. No quiero, de verdad que no quiero seguir con esto, pero se la pasa convenciéndome, hacía tiempoñ que no sabía de ella, creí que ya había desaparecido, pero no; ahí está, ahí sigue, haciéndome perder el tiempo y creer que lo que creo no es como lo creo o que lo que los demás creen y nunca dejan de creer es para intentar salir de eso que no creen. Me encantan las maravillosas contrariedades de nuestros vocablos. Las uso para satisfaces la intención de mi corazón en cuanto a que lo que escribo no sea fácil de comprender.

Entiendo que los demás no puedan comprenderme, pero ella también tiene la culpa por eso. El mundo es distinto a como se platica en los cuentos, todo se sabe de antaño, todo se encuentra planeado, los productos están en medio de su destino. Cada detalle, cuando surge, ha sido diseñado con un propósito específico y más global de lo que podría imaginar. ¿Sabes todos los secretos que ella me cuenta mientras sufro con la delicadeza de su piel? Los ojos no ven como deberían, me dice, los humanos tenemos un falso sentido de ubicación y una extraña manera de simplemente tomar las cosas como nuestras cuando, desde siempre hemos sabido que no pertenecemos aquí. Yo acepto de ella y ella me apremia con el conocimiento, el roce de sus senos, la intensidad de sus besos, como en sueño infrahumano mientras me abraza susurra a mi oído que no todo puede ser real... Los muertos no lo están, los ricos no existen, aquellos que parecen ser humildes, desaparecen.

Renueva. Alguien podría imaginar lo intenso de su presencia, hace que la materia sucumbe ante su presencia, es un deleite tremendamente poderoso, aunque no lo quiera creer, así ocurre. Cuando me besa, el sabor es una delicia; puedo entender, que desde un inicio que no la aceptaba en mi corazón la deseaba. A fin de cuentas, Sheerea, creo que te amo.

Scheerea III

Por
La demencialidad del ser. Estar pegado, deseando salir de donde te encuentras. ¿Recuerdas a Sheerea? Aquí vuelve contigo a aparecer; e...

Empiezo a escribir algo, con intención de terminar y leer, estudiar pues. Aparece ella, la dama de semblante precioso. Ojalá existieras Scheerea, ojalá, pienso; mientras da masajes a mi espalda. Siempre he sabido que la mayor debilidad de mi persona son las damas, y con alguien tan cautivador, por súcubo que parezca el suceso, no puedo controlarme.

El sabor de sus labios es semejante a un manjar dulce, intenso, fuerte y duradero. Eres fuego mujer. Mañana examen, yo con mi mente revuelta, a veces creo no haber visto suficientes mujeres bellas en un día, pero cuando ella llega se me olvidan las demás, no puedo entender el tipo de relación que tenemos, supongo que me domina, los anduns son espíritus con poderes especiales para controlar a las personas. Para controlarme a mí.

Viven en el mundo de los sueños y se alimentan de nuestras ilusiones, alguien con la cabeza tan demente como yo hace mucho debía conocerlos, y lo hacía, claro que sí, pero inconscientemente. Desde que Scheerea se presentó a mí, las cosas cambiaron, antes no hacía tareas porque sentía flojera, hoy no las hago porque ella me está besando; antes mis calificaciones eran malas, hoy son excelentes porque cuando hay examen ella me acompaña. No hay logros, quisiera decir que he hecho un tipo de trampa, pues siempre sé de qué trata lo que sigue; por eso cometo errores a propósito, mejor saber que sé y qué sé a creer lo que no sé.

"Nunca escribas algo que no estés dispuesto a leer posteriormente", me dijo la guapa. Mientras el mundo se quiebra entre sus afanes por lo que el dinero vale, los políticos se despelucan entre sus cámaras absurdas y las naciones se matan mutuamente de guerra en guerra. Mientras eso ocurre en el mundo vano que vivo, en mi mundo inprofanable existe alguien que me toca placenteramente, que me hace sentir la fuerza de sus muslos con brusquedad mientras me rodea con sus brazos, mientras me olvido de las presiones que las cosas me causan.

Me encanta sentir sus delgados dedos recorriendo mi cabeza y acariciándome el cabello, verla con sensualidad remover mis lentes de su posición y escuchar, a la misma que sentir, las voces que fluyen de su interior. Sufriemiento hermoso, diría yo.

Sé que no hay nadie con una igual, porque los únicos que se ha sabido se han revelado en el pasado a sus ídems son hombres (yo soy ídem de Scheerea, entre mi mundo y el suyo, ella mi contraria, me complementa). Se burla de mi gente, no con sarna, sí con miradas titubeantes al no comprender tanta superficialidad; aunque, debo decir que si menciono que ella no sabe de moda, menciono mentira. Pues siempre viste del modo que me la imagino. El día sereno que la quiero ver de lino blanco, llega vestida de lino blanco, la noche intensa que la quiero ver de piel negra, viene a mí con piel negra.

Me cuesta trabajo comprender todavía si es un ángel u otra cosa, es hermosa, lo es. Algunos de los placeres de la vida nos convierten en infelices, algunos supuestos malestares nos motivan a ser humanos, y como humano, al tenerla, he conocido intensidades que con nadie más podría experimentar. Pero abusa de mí cuando sabe de mis tareas, me evita al máximo me suma en lo que, considera, "una odiosa rutina". Yo no sé cómo hace pero cuando estoy con ella puedo escuchar clara la música que el clima ejecuta en su andar, cada movimiento de piernas, de cadera, de pies. Una delicia.

Scheerea II

Por
Empiezo a escribir algo, con intención de terminar y leer, estudiar pues. Aparece ella, la dama de semblante precioso. Ojalá existieras Sch...

Te seducen durante el día, no te dejan dormir de noche, te abrazan, sucumbes ante su belleza, te inundan, te trauman. Condenan tu existencia a una poca de vida solamente y te crees sus cuentos, sí, los crees, porque eres humano... Te gusta advertir que eres humano aunque sea complejo comprenderte para ellos. Son afanes, vicios, tormentosos súcubos.

Cada noche, posterior a cierta hora se aparecen frente a ti, al principio los ignoras, pero llenan lentamente tu mente hasta poseerla toda. Los anduns, son pequeños monstruos que habitan en tus propiedades intelectuales, se visten de colores brillantes y hacen siempre sus funciones de distracción. Ayer conocí a uno llamado Scheerea, era bella, de un metro con setenta y cintura preciosa; tenía ojos verdes y angelical manera de expresarse, parecía que nadie podía verla, yo lo hacía, era mía y estaba en mi mente, supuse.

Scheerea es una dulce joven de cabellos rojos y mirada profunda, anchos ojos y labios igual relucientes. Llegó y pidió que la tocara, así, sin más, yo obviamente como caballero que soy le di mi mano, es curioso, porque con ella se empezó a retorcer, la colocó en su mejilla y como si fuera otra cosa se estremecía fuertemente; me daba un poco de miedo al principio, pues no me despegaba los ojos de encima; se suponía que yo debía de terminar mis tareas, pero claro, entre tanta distracción opté por mantenerme quiero y esperar a ver qué sucedía.

Espero volver a verla hoy, escucharla hablar de nuevo, aunque eso implique no dormir temprano y no socializar con nadie, qué más da, así son las cosas en el mundo nerd. Cuando entré a la escuela siempre me imaginé verme en un futuro con bata y haciendo experimentos químicos, pero jamás tras una computadora. El paso de los días es el que verdaderamente define tu vocación, no eres tú, no son los amigos, no son las circunstancias... Es el tiempo, bendito Cronos.

Mi amiga me enseñó anoche algunas cosas que debería compartir, pero como saben soy egoísta y prefiero quedármelas para mí solo; alguien en el mensajero me pedía ayuda, no una clase de ayuda de la que se ve urgencia alguna, sino una clase de ayuda que más bien es consejo y más bien es un "how to do that..." pero no quise brindarla, por qué, porque no quise, porque estaba enlevado viendo como lentamente Sheerea movía sus labios al contarme secretos, tan secretos, que el hecho de que los mencione como secretos ya es decir mucho.

 Mucho se dice de los que no saben, los que no saben que no saben y los que saben. Yo no diré nada, porque es como si no supiera, Cronos me explicó que con su ayuda las más grandes y míseras cosas sobrevienen, pero también se quedan olvidadas, en el jodido pasado. Scheerea me enseñó que con fe el cielo y las estrellas tienen existencia propia, que la luna se ve a sí misma iluminada por el esplendor del sol y que los cielos son tan azules que negros son. No se entiende, escribo raro. De eso se trata.

Scheerea tiene un delirio, no quiere dejarme, está aquí junto a mí queriendo desmotivarme, dice que no la puedo describir, por eso he dicho que es bella. Pues lo es, a mi modo lo es. Un poco más adelante escribiré más de ella, porque ya debo dormir, aunque no quiera, aunque sea feliz admirándola, debo dormir de una vez, no sea que mañana no pueda despertar a tiempo y me tenga que quedar a ver cómo renace de las cenizas del miedo, el cliché del trabajo cual fénix nuevo.



Scheerea

Por
Te seducen durante el día, no te dejan dormir de noche, te abrazan, sucumbes ante su belleza, te inundan, te trauman. Condenan tu existenci...