Un Trago Amargo


Me ha pasado algo que me obligó a entrar en tristeza, la verdad es que me sienta muy mal la noticia de que aquellas personas que considero de mis círculos más cercanos me defrauden, es cierto que no podemos esperar lo mejor de nadie, pero no lo sé, sentí que mi corazón se vulneró ante ese asunto y ya no pude más estar pleno porque dicha situación me robó mi tranquilidad.

Nunca lo asimilas, la decepción llega de parte de quienes precisamente, en papel son tus seres favoritos, por quienes tú eres capaz de extender y brindar manos llenas, pero a cambio, bueno, a cambio te rompen el corazón con sus acciones.

Hay algo a lo que los asiáticos llaman "karma"... ¿Por qué habremos de recurrir a pedir auxilio a una cuestión espiritual cuando complicamos nuestras vidas naturales? Mi teoría es que preferimos callar, tal como yo he hecho ahora; por conscientes que seamos de la injusticia y del daño que nos hagan otros lo mejor es quedarnos en silencio y esperar a que el tiempo sea el verdadero justiciero en beneficio de nuestra causa, a ser nosotros mismos quienes por medios propios y absurdos busquemos conseguir un cambio que mueva la balanza en favor de la justicia. Evitando afectar a terceros y cargando encima la culpa del solo hecho de pensar lo que pudo ser y no fue.

Estoy dolido, lamentablemente no sé cuánto tiempo tarde en salir de esta pena; caminar por sendas de depresión no quiero, pero el silencio es un veneno de efecto lento en el cuerpo de quien les redacta, que consume gradualmente sueños e ilusiones tras constantes momentos decepcionantes.

Ya me voy, quería dejar eso escrito en algún lado, tenía la necesidad de plasmarlo para que quedara evidencia de lo que me ha pasado; si bien es cierto que el trago amargo no lo he pronunciado con todas sus letras aquí, haciendo un poco de memoria siempre tendré presente lo que me han hecho. Adiós.

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